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FUTUROSPOSIBLES

MULTITUDES INTELIGENTES EN EL SIGLO XXI

 

PROLOGO 

 

El problema de la multitud como sujeto de la acción pública y de la práctica política, había sido un tópico al interior del estudio de las revoluciones, en las nacientes Ciencias Sociales del siglo XIX y principios del siglo XX.  Sin embargo, cuando  a fines del siglo XX surgió una Antropología de los No-Lugares y cuando Toni Negri puso de relieve en Multitudes que las masas desagregadas podían poner en tela de juicio los sistemas políticos tradicionales, tenemos que pueden construirse nuevas categorías de análisis para comprender los nuevos fenómenos societarios masivos; es la línea que ha seguido -entre otros- Howard Rheingold con sus "smart mobs". 

Históricamente, el sujeto multitudinario ha sido objeto de un tratamiento político e ideológico variado, desde la adhesión incondicional del marxismo clásico -y sus vertientes revolucionarias y anarquistas- que consideraban a las masas y en particular, a las masas proletarias como el arma política per se de las transformaciones sociales que iban a terminar con el capitalismo y el Estado burgúes, hasta el temor cervil de las ideologías conservadoras frente a esas turbas ignorantes y peligrosas compuestas de lumpen, pasando además, por el amor-odio que han expresado los nacionalismos y fascismos frente a las multitudes serviles y dóciles.   ¿Es posible nombrar hoy a las multitudes y en nuestro caso, a las multitudes inteligentes con la apelación de sujetos históricos entendidos como movimientos protagonistas de la resistencia y del cambio social?

En la época contemporánea, puede simplificarse la contradicción en términos de una hipótesis de trabajo según la cual toda forma de poder tiende a utilizar el recurso a la multitud ccomo arma socio-política y cultural de conquista de la dominación y hegemonía, hasta que dicha dominación se institucionaliza y deviene aparato de poder y de control, momento a partir del cual la multitud solo puede desempeñar un rol funcional al ejercicio del poder, una suerte de apoyo explícito necesario, pero cuando la multitud expresa la resistencia y la pone en juego, la multitud deviene un enemigo mortal y vandálico a evitar y destruir.

¿Estamos asistiendo en los inicios del siglo XXI a un renacimiento de las demandas sociales manifestadas masivamente frente a la aparente intangibilidad monolítica del sistema de dominación capitalista?   No podemos negar que la multitud sin embargo, es una realidad social que trasciende lo político, para extenderse como forma de expresión de la sociabilidad humana en dimensiones y arenas tan diversas como el deporte, la cultura, el entretenimiento, el ocio...

Este ensayo se interroga desde una perspectiva teórica de la Ciencia Política acerca de esta problemática, como una contribución intelectual al análisis de los sujetos y procesos sociales emergentes en el nuevo milenio que se abre.

 

Manuel Luis Rodríguez U.      Cientista Político.

Punta Arenas - Magallanes, junio de 2006.

 

LAS CIENCIAS SOCIALES FRENTE A LA MULTITUD

 

El nacimiento del Estado moderno estuvo acompañado por la aparición de su gran correlato: el número, la cantidad de población que puede ascender hasta el infinito.  Junto con la modernidad y el Estado como aparato central de dominación y poder, surgió la masa, el número casi incontable.  Desde el surgimiento de la política moderna, encontramos una variedad de discursos que intentan teorizar el lugar de las masas en la sociedad civil y política. A las teorías del siglo XIX dominadas por un temor más o menos abierto del número, les sucederán las del siglo XX que lo presentan a la inversa como el gran tema de la dominación. La valoración de esta inversión de la problemática puede ayudar a entender la evolución de la política moderna.

Incluso antes de la existencia del Estado moderno, la tradición intelectual europea conservaba y parece conservar aún en el presente un profundo reflejo inconsciente de temor ante la turba, ante la masa incontrolada, ante la muchedumbre inpredecible, probablemente como un resabio no reconocido de los ancestrales miedos a las invasiones bárbaras que asolaron el Imperio Romano.   En nuestra América, ese reflejo inconsciente vino acompañado en la conquista y la colonia con la retórica cristiana y católica que propiciaba el orden, la paz, la sumisión y el respeto a la autoridad y a dios.   Aun se conserva en la historiografía tradicional latinoamericana la idea que los "momentos multitudinarios" mas importantes de la vida colonial solo consistían en las procesiones religiosas, los parlamentos con los aborígenes para apaciguarlos, los autos de fe inquisitoriales para quemar herejes y brujas, y los pomposos recibimientos al nuevo Gobernador recién nombrado.  Es decir que en la colonización hispana de América, la multitud nació sometida, controlada y regulada.

¿Cómo entender el Estado como una unidad que va más allá que los individuos? Por ejemplo, Hans Kelsen parte de esta pregunta metodológica para mostrar los límites de una génesis psico-sociológica del Estado. En comparación con las tendencias «interaccionistas» de una sociología inspirada en Georges Simmel, la teoría de las multitudes (Sighele, Gustave Le Bon), según la profundiza después S. Freud, presenta ciertamente la ventaja de pensar la «unidad» de una colectividad sin caer en la figura de una conciencia supraindividual. Sin embargo, el Estado es una realidad distinta de la de la multitud, aun cuando, según Mc Dougall, se distinguen las «multitudes inorganizadas» de las «multitudes artificiales» que serían estables y no se identificarían con una unidad encarnada por el jefe. En realidad, el Estado solamente podría diferenciarse de los demás sistemas, como la religión o la Nación, gracias a sus supuestos contenidos espirituales. Se trata de un complejo teórico que deriva de una reflexión orientada hacia la validez normativa y no hacia la eficacia positiva. Esto supone una aproximación jurídica completamente opuesta a la aproximación sociológica de Durkheim.

A su vez, el uso de los simbolismos elementales por parte de los partidos políticos de masas es una característica de las formas modernas de la propaganda política. Estos símbolos (las tres flechas socialistas, la hoz y el martillo o la esvástica nazi) tienen por fin producir una suerte de reflejo pavloviano de identificación por parte de las masas, actuando sobre los mecanismos psíquicos elementales. A partir de allí, si se considera que la propaganda sólo se puede combatir con la propaganda y no con la argumentación, se ha propuesto la posibilidad de una propaganda racional basada precisamente en el conocimiento psíquico y en una gestión racional de los recursos de la comunicación política.

Una explicación temprana de las Ciencias Sociales respecto de la multitud es la llamada «teoría del contagio», cuyo origen se rastrea hasta los trabajos del sociólogo francés Gabriel Tarde, quien inició el uso de la idea de la «mente grupal», también explorado por el psicólogo social Gustave LeBon. Según LeBon, las multitudes ejercerían una influencia sobre sus miembros a través de la sugestión colectiva. Escudados en el anonimato de la multitud, las gentes abandonan la responsabilidad personal y se rinden al contagio de las emociones del grupo, el cual parece tomar vida propia, acelerando las emociones y conduciendo a los individuos en situación de masa a actos irracionales e incluso violentos. Sin embargo, según Gabriel Tarde, los líderes juegan un papel fundamental en la organización de las multitudes en «corporaciones», grupos más organizados como sectas, partidos políticos y otros. Así, tanto los grupos espontáneos como los institucionalizados tienen un vínculo con figuras carismáticas, líderes o ideas a los que se sigue más por emoción que por razonamiento.   Pero, en todas estas visiones, la lógica subyacente sería que la masa es un colectivo indeterminado cercano al caos, que en algún momento va a transformarse en partido, en movimiento, en organización, en definitiva, en aparato, lo que conduce a convertirla en un dispositivo controlable.

La mas reciente «teoría de la convergencia», en cambio, sugiere que el comportamiento de la multitud no nace en ella, sino que es imbuida en ella por individuos particulares. Así, el comportamiento de la masa es debido a que ella es la unión de gente con las mismas motivaciones, o sea, que gente que quiere hacer lo mismo se junta. Y la aun contemporánea «teoría de la norma emergente» de Ralph Turner y Lewis Killian afirma que en un grupo de intereses similares surgen comportamientos similares -como prender un encendedor en un concierto de rock o hacer la «ola»- cuando alguien hace algo, y los demás imitan, creando así la multitud sus propias reglas sobre la marcha, es decir, durante el ejercicio del movimiento.

La política de masas es un fenómeno político mayor de las sociedades occidentales modernas. Tradicionalmente, se considera que es una amenaza para los sistemas democráticos. Es posible mostrar que no sólo esta política no pone en cuestión fatalmente el funcionamiento de la democracia sino que por el contrario una teoría de las masas puede establecerse con el objetivo de definir las condiciones de una política de masas democrática.

 

LA PROBLEMATICA POLITICA Y SOCIOLOGICA DE LA MULTITUD 

 

La problemática de la multitud es a la vez, sociológica y política.  La Sociología hace apelación a la naturaleza extensiva y extensible de la sociabilidad efímera de las multitudes y muchedumbres, para entender sus dinámicas y repliegues, mientras la Ciencia Política se interroga acerca del impacto que  este fenómeno ocasiona en las esferas del poder, tanto desde el punto de vista del propio poder que una multitud contiene en sí misma, como del poder institucionalizado al que se enfrenta o con el que se relaciona.

Nos vemos en la necesidad de distinguir conceptualmente a la masa de la multitud.  Mientras la masa sería la realidad subjetiva de un aglomerado de sujetos anonimizados y movidos por una pulsión motivadora, en dirección a un objetivo visible, la multitud y en particular, las multitudes inteligentes serían la realidad objetiva de una red de individuos-consumidores-ciudadanos auto-activados por una razón convocante, en dirección a un objetivo no-visible. 

Y nos vemos en el imperativo de subrayar el surgimiento de una nueva categoría: las llamadas multitudes inteligentes.  La multitud inteligente es a la vez una realidad sociológica y comunicacional.  Se trataría de un enjambre diferenciado de individuos que se autoactivan en función de una razón que los mueve, pero, al mismo tiempo, es un cardúmen aparentemente caótico cuya racionalidad es básicamente individual y fronteriza con las lógicas del consumo, pero que presenta una interconexión virtual que la relaciona y la desplaza.

La multitud inteligente es a la vez, una realidad sociológica (dispersa y latente dentro del universo social) y comunicacional (abierta y conectada) y que puede asemejarse a un enjambre diferenciado de sujetos, cuya racionalidad individual los sitúa en la frontera difusa entre la ciudadanía y el público consumidor.  La latencia de la multitud reside en la posibilidad de reunirse según la intensidad convocante de los impulsos comunicacionales e informacionales que puede recibir como sugestiones-estímulos y que pueden (o no) cristalizar según el contexto y la atmósfera socio-política en que se incubaron los conflictos y las arenas.   El grupo, la familia extensa, la banda, residen dentro de una multitud inteligente, pero no en cuanto grupo aislado sino como una célula primaria de interconexión e interacción, susceptible de desencadenar sinergias, movilizaciones y dinámicas hacia el resto de una red invisible pero materializable en cualquier momento y en cualquier arena.  Así, el grupo no domina, impregna y se impregna del espíritu o la atmósfera multitudinaria y de la red...

Desde una perspectiva marxiana, la multitud inteligente puede ser considerada como un componente estratégico o táctico de las luchas, de la resistencia anti-sistema y de la construcción protagónica de la alternativa frente al sistema de dominación actual, en tanto en cuanto la movilización consciente y constructiva es capaz de diseñar, formular y problematizar un marco referencial político, social, cultural e ideológico en el que se incuban las nuevas formas de la sociabilidad humana del siglo XXI.  La multitud inteligente es aquí factor pensante y factor actuante, pero además, es un factor de poder multiclasista que se despliega en las luchas, en los movimientos, en las arenas, a partir de un propósito táctico que apunta hacia una voluntad estratégica: la construcción de una sociedad nueva.

C. Marx escribía en el Manifiesto Comunista de 1848: "Hasta ahora, todos los movimientos sociales habían sido movimientos desatados por una minoría o en interés de una minoría.  El movimiento proletario es el movimiento autónomo de una inmensa mayoría en interés de una mayoría inmensa.  El proletariado, la capa más baja y oprimida de la sociedad actual, no puede levantarse, incorporarse, sin hacer saltar, hecho añicos desde los cimientos hasta el remate, todo ese edificio que forma la sociedad oficial."   En los inicios del siglo XXI, ese movimiento autónomo y mayoritario susceptible de transformarse y transformar el desarrollo de la sociedad, pueden ser las multitudes inteligentes.

En la configuración de este nuevo modelo de lucha social, Toni Negri postula que se debe evitar la intermediación de una vanguardia que "tira del carro" (y que al final siempre adquiere privilegios) y la creación de dinámicas jerárquicas y burocráticas: "...los nuevos movimientos sociales, deben apostar por una militancia de la diferencia, organizada a modo de retícula descentralizada y en la que la toma de decisiones se hace de forma colectiva".  Hay por lo tanto en el contenido y la forma de estos nuevos actores socio-políticos una horizontalidad democrática y participativa que le da legitimidad al movimiento.

En la configuración de este nuevo modelo de lucha social, Toni Negri postula que se debe evitar la intermediación de una vanguardia que "tira del carro" (y que al final siempre adquiere privilegios) y la creación de dinámicas jerárquicas y burocráticas. "Los nuevos movimientos sociales, deben apostar por una militancia de la diferencia, organizada a modo de retícula descentralizada y en la que la toma de decisiones se hace de forma colectiva".

En un mundo actual en el que la principal fuente de producción de riquezas es el intelecto, la inteligencia deviene un producto capital y la nueva fuerza social que hereda la misión histórica del proletariado es una difusa y heterogénea "intelectualidad de masas" (una especie de "cognitariado") que Negri denomina multitud y que define como una "multiplicidad de singularidades individuales independientes, pero interconectadas en red". Esta noción de multitud, cuya energía surge de la confluencia de las singularidades individuales que la componen, supone una re-elaboración crítica del concepto clásico de clases, el que se opone tanto a la idea de pueblo -una supuesta unidad indivisible y natural- como a la de masa, en sí un todo indiferenciado en el que se diluyen  acríticamente las diferencias individuales.

A su vez, frente a la noción clásica de clase social -un concepto heredado de la primera Revolución Industrial europea- la idea de multitud de Negri se basa en el supuesto de que la mayor parte del esfuerzo-trabajo ya no depende de una acumulación de horas, como la jornada laboral fija; no es el fruto de una actividad mecánica, como sucedía con la producción en cadena; ni se circunscribe a un territorio único, autónomo y cerrado, en la forma de la clásica fábrica o la oficina, ámbito claramente diferenciado del espacio de ocio. Por esto Negri afirma: "...en la etapa actual del capitalismo el trabajo es fundamentalmente inmaterial, está ligado a la inteligencia y a los afectos y se caracteriza por una precariedad estructural: temporalidad, flexibilidad, adaptabilidad continua...".  (Artículo en portal web:  http://multitudes.samizdat.net)

Evidentemente, el componente masivo y transformador de la multitud como sujeto histórico del cambio, y de las multitudes inteligentes como protagonistas contemporáneos de la resistencia y la contestación anti-sistema, depende, como se analiza mas adelante de que esas multitudes sean portadores de un proyecto-país y de una consciencia transformadora capaz de plasmarse en nuevas estructuras de poder y de democracia.

Para la Ciencia Política tradicional, la multitud es un problema de poder, de liderazgo y de contestación frente a las estructuras institucionales.  La multitud podría ser analizada -desde una lectura politológica- como un componente coyuntural del escenario político-social que cristaliza en un momento del proceso político, en respuesta a determinadas decisiones o no-decisiones de las autoridades y como expresión y poder colectivo de ciertas demandas y aspiraciones vehiculizadas a través de ciertos liderazgos.   Sin embargo, las recientes experiencias de movimientos sociales en distintos lugares del mundo, están indicando que las categorías politológicas tradicionales como "liderazgo" y "poder" resultan insuficientes para dar cuenta de las nuevas multitudes, no solo porque los liderazgos parecen diluirse en la individualidad dominante, sino también porque se trata de un poder difuso que tiene una capacidad de cristalización y una organicidad horizontal que no responde a la lógica vertical de la relación masa-lider de los liderazgos weberianos, por ejemplo.  
 

 

NOTAS PARA UNA MICROSOCIOLOGIA DE LA MULTITUD INTELIGENTE 

 

Para entender la lógica que subyace a la multitud inteligente, necesitamos internarnos en su dinámica situacional.  Desde el punto de vista del individuo situado en multitud, hay una asociación entre los microprocesadores, el acceso generalizado a la red de internet y a las tecnologías móviles (SMS, teléfonos celulares, Palms, i-Pods, etc.) con soportes mediante objetos nómades.  Y es ésta nueva asociación "individuo-tecnología" la que podría estar en las bases de una nueva sociabilidad: la de individuos que se comunican sin estar presentes de uno hacia muchos y de muchos hacia muchos, y que interactúan sin conocerse.  

Al interior de la multitud inteligente el individuo no se desindividualiza; en realidad lo que sucede es que se vuelve a reindividualizar en la medida en que su individualidad es reconocida como constitutiva de lo colectivo en que se sumerge.  El individuo despliega su individualidad en la multitud a través de los objetos-nómades que lo relacionan y lo atan a ésta mientras funciona.

Y en el seno de la multitud, el rasgo más característico que permitiría explicar la sociabilidad difusa que allí tiene lugar, sería la noción de atmósfera identificatoria y propiciatoria, para referirse a un fenómeno de identificación instantánea anterior al momento multitudinario pero que cristaliza al interior de la multitud y que impulsaría comportamientos colectivos en sintonía con los intereses comunes de los individuos que la componen.   Los individuos se mueven "en una dirección" desde que hay en el horizonte un objetivo que los convoca, pero el horizonte y el objetivo son no-visibles, tal como la red que subyace al movimiento-desplazamiento de la multitud.

En la masa lo que hace al movimiento es el desplazamiento, mientras que en las multitudes inteligentes lo que hace al movimiento es el objetivo.   En la multitud inteligente, asistimos a una temporalidad común y a una espacialidad compartida.

Pero, además, la multitud inteligente viene a recordarnos que en su orígen más remoto, "lo público" se encuentra en la calle, en la plaza, en los espacios donde se encuentra el público.  Eso eran básicamente el "agora" y el "foro" en la Antiguedad.  Las multitudes inteligentes del presente y del futuro predecible nos retrotraen a la memoria que el primer lugar público, el primer espacio que constituye lo público, es la calle.

Pero, hay además otro rasgo característico de la multitud inteligente: mientras la masa "opera" como una ola en la superficie de los acontecimientos, la multitud inteligente del siglo XXI "opera como una corriente profunda.  Y esta metáfora (que no puede ser más chilena!) nos sugiere que mientras la masa se desplaza como un temblor social o político con réplicas decrecientes, la multitud inteligente se manifiesta como el desplazamiento de placas tectónicas.

 

MULTITUDES INTELIGENTES Y COMUNICACION 

 

La lógica y la hecto-estructura comunicacional de la multitud inteligente es la red: una malla de densidad diversa que conecta infinitos puntos a través de incontables líneas.  Aquí sin embargo, la malla, los puntos y las líneas suceden -al mismo tiempo- en el espacio cibernético, en el espacio territorial y en el espacio social y por lo tanto, se trata de una virtualidad instantánea y comunicante.  De aquí se deriva que la multitud inteligente no reside, no tiene territorio ni territorialidad: es, pero no está; existe, pero no ocupa.  Es un punto del tiempo y del espacio, pero se dispersa instantáneamente, para reaparecer en otro lugar o no-lugar (a la manera de Marc Augé), sin que cristalize de una vez para siempre en dominación física o territorial.  Este género de mulitudes vendría a cristalizar en instantes-lugares efímeros, fluídos, cambiantes y dispersos.

Como resultado de la emergencia de esta nueva forma de manifestación físico-comunicacional de la sociabilidad y de la contestación, la protesta, la "manifestación", el evento se manifiestan en la forma de dispositivos comunicacionales y retóricos, en estrategias de símbolos, en tácticas de significado, en políticas de apropiación de la imagen, en presencia efímera pero constante y repetitiva en los medios, a través de pulsiones instantáneas de aparición y desaparición, de concentración y dilución.  Esta multitud entonces no domina, cautiva.   Sobre todo, porque esas redes y esa comunicación, cada vez más inhalambricas, permiten separar la interacción de la comunicación, y la comunicación del conocimiento entre los individuos comunicantes: hoy cualquier internauta puede comunicarse e interlocutar con otro internauta, produciendo comunicación, pero sin conocerse.

Los códigos de la multitud inteligente son los de la comunicación instantánea, generando slangs y dialectos urbanos de infinita variedad, son aproximaciones lúdicas y desagregadas a un universo no visible de retóricas, significados e imágenes que pueden materializarse.

En las multitudes intelitgentes del siglo XXI, subyacen dos dinámicas potencialmente desestabilizadoras para el poder político tradicional: la deslocalización de la red que le da sustento, y la instantaneidad de la comunicación que la pone en movimiento.

Hay deslocalización como forma de existir de las multitudes inteligentes porque no obstante la corporeidad inevitable de los seres humanos que la componen e integran, pueden desplazarse en el territorio urbano, en "orden disperso" y producir una "concentración de fuerzas" instantáneo en un inesperado "centro de gravedad" espacio-temporal (utilizando la terminología clausewitziana...), pero que por su misma naturaleza fluida, puede diluirse al cabo de pocas horas o en instantes.   Tal una ágil bandada de miles de golondrinas desplazándose por la atmósfera, o un vasto cardumen de peces moviendose en la profundidad oceánica, la multitud inteligente del presente siglo cambia de trayectoria a cada instante, pero siempre manteniendo la mínima cohesión masiva y comunicacional necesaria y suficiente para que todos se muevan en distintas direcciones pero hacia un mismo objetivo, o en distintas direcciones y hacia distintos objetivos.  El desplazamiento de las multitudes inteligentes ocurre como consecuencia de efectos comunicacionales y psico-sociales, de modo que la geografía urbana es no solo un espacio de cuadras en damero y avenidas rectas, sino otra red física y espacial sobre la cual se desplaza la red física y espacial de la multitud, dispersándose o concentrándose, acelerando o retardando los tempos.

Rheingold dice al respecto: "Las tecnologías anteriores permitían a los usuarios comunicarse de uno a uno (los teléfonos) o de unos pocos a muchos (radioemsiroas y prensa escrita).  Los celulares y otros soportes como los blogs permiten ahora la comunicación de muchos hacia muchos.  Esto proporciona oportunidades y problemas para los activistas políticos en tres áreas claves: la obtención y la diseminación alternativa de noticias, la creación de esferas publicas virtuales donde los ciudadanos debaten los problemas que conciernen a la sociedad democrática y organizar la acción colectiva."  (Rheingold, H.: FROM THE SCREEN TO THE STREETS. 2003.  En portal web: www.inthesetimes.com)

Pero, además, hay instantaneidad en el modo de existir de estas multitudes.  La instantaneidad comunicacional es la otra dinámica  articuladora de los nuevos fenómenos masivos del siglo XXI: todo se transmite  a la velocidad instantánea del tiempo real y con la temporalidad del presente, acicateado por los efectos multiplicadores de las tecnologías en uso.  Si un correo electrónico puede ser enviado al mismo tiempo y en mismo  instante a 100 ó 200 destinatarios simultáneos, cada uno de esos 200 receptores pueden a su vez "clicar" en "reenviar" a otros 200 destinatarios nuevos, dando forma a una arborescencia interminable de miles de receptores por un solo mensaje.   Se trata entonces de una instantaneidad multiplicable exponencialmente: la multitud inteligente puede producir y reproducir comunicación ad-infinitum.

La comunicación instantánea y multiplicable en las nuevas multitudes inteligentes que emergen, derriban las barreras de los poderes institucionalizados, disuelven las fronteras entre lo público y lo privado, descolocan las estrategias e intereses en juego en las esferas de poder y dominación, trasladan poder a su propia movilidad disolvente y hacen volver a los ciudadanos, solos y conectados dentro de una realidad reticular efímera pero eficaz, la posibilidad de construir y ejercer formas de poder que les habían sido arrebatadas por la representación clásica.

En la comunicación de red que tiene lugar al interior de la red multitudinaria, se rompen a la vez, los bordes limítrofes entre la comunicación interpersonal y la comunicación masiva y tienden a disolverse los procesos de encodificación, interpretación y descodificación, asumidos por la comunicación política tradicional.   La multitud inteligente es susceptible de crear su propia agenda y superponerla a las agendas del poder sistémico.

La nueva multitud y el nuevo "individuo- sujeto- consumidor- ciudadano", se comunica interpersonalmente dentro de una red multitudinaria, porque está en ella pero sigue siendo él mismo.    En la encodificación de las nuevas formas de comunicación virtual del siglo XXI, intervienen elementos propios del sistema político, pero tambien elementos de la subjetividad individual, irrepetibles e incomprensibles para el sistema.  Así, el mensaje encodificado puede no cumplir con las reglas semánticas conocidas (porque puede estar significando que se están construyendo nuevas semánticas)  o con las exigencias formales del discurso político, pero su poderosa politicidad se expresa mediante códigos, símbolos y significados que trascienden las fronteras del discurso político y las desconocen, porque están dotadas de una carga de significados válidos y comprensibles para los individuos comunicantes, con lo que esta comunicación deslocalizada desempeña un rol de fortalecimiento de los sentidos de pertenencia.

 

VISIBILIDAD E INVISIBILIDAD

 

La multitud existe antes que se haga visible, solo que su visibilidad se nos aparece como sorprendente y equívoca.  Tanto se ha insistido en los medios y en la bibliografía política del peligro de la multitud, del anonimato de la muchedumbre, que existe un natural temor ancestral a la multitud desde la optica del poder y del ciudadano común.

La multitud existe en su invisibilidad, cuando las redes comunicacionales virtuales de hoy permiten que los individuos, los líderes, los grupos, las unidades celulares que integran la multitud, pueden interconectarse "en vivo y en directo" y desplazarse invariadamente por la geografía urbana en direcciones deseadas.

La visibilidad de la multitud y de las multitudes inteligentes del presente y el futuro previsible está en relación directa con su cristalización física en el lugar y el tiempo, del mismo modo como su invisibilidad da cuenta de la furtividad con que pueden desplazarse los individuos, a través de los límites, las delimitaciones, las fronteras, los controles, los check-points.

El individuo y la multitud es visible cuando desea hacerse visible, lo que nos habla de la racionalidad que puede gobernarla, asi también como de la capacidad no deliberada de la masa multitudinaria para acontecer en latencia.

 

MULTITUDES INTELIGENTES COMO ACTORES

 

¿Son las multitudes actores relevantes en la escena pública?  Primero interesa analizar la instrumentalidad de la multitud.  Desde una perspectiva realista, cabe notar que lo multitudinario es un factor implícito en las relaciones políticas y de poder, más bien es también una herramienta, un recurso, un arma política o socio-política de la que pueden valerse los actores cuando consideran pertinente y útil hacerlo en función de juegos de intereses contrapuestos.

La instrumentalidad de la masa tradicional sin embargo, se opone a la usabilidad de las multitudes inteligentes.  La multitud inteligente, en la medida en que está constituida por individuos cada vez más conscientes e informados, se aleja de la masa anónima cuya brutalidad había sido asemejada a la animalidad desencadenada.  

La multitud no es per se un factor constitutivo o desencadenante de cambio, sino en la medida en que la inteligencia comunicacional e ideológica de los individuos que la componen, es capaz de cristalizar e instalar una red activadora que se despliega resistiendo, desmantelando, desarticulando, jugando, haciendo happening, descolocando las estructuras-fuerzas de poder y dominación existentes evocando simbologías y significados asociados al saber y al hacer cotidianos, e instalando nuevos estilos de comunicación, de articulación socio-cultural y de hegemonía política.   Hay por lo tanto una potencialidad movilizadora, transformadora y revolucionadora en la multitud inteligente, en cuanto se escapa formal y virtualmente de los cánones tradicionales del comportamiento político incluso masivo, pero sobre todo, en cuanto los individuos que la componen son conscientes del cambio que son capaces de suscitar.

La flexibilidad y espontaneidad del despliegue del actor multitudinario en el territorio urbano se asemeja en este pasaje de Sun Tzu de su "Arte de la Guerra" a la elasticidad de un ejército en la batalla: "Ahora, un ejército puede ser semejante al agua, pues al igual que el agua que fluye evita las alturas y se dirige al llano, un ejército debe evitar la fuerza y atacar sobre la debilidad. Y al igual que el agua fluye y toma forma de acuerdo con el terreno, así un ejército se dirige a la victoria de acuerdo con la situación del enemigo. Igual que el agua no tiene una forma constante, no hay condiciones constantes en la guerra. Al que es capaz de conseguir la victoria modificando sus tácticas de acuerdo con la situación del enemigo, bien puede llamarsele divino.   De los cinco elementos (agua, fuego, metal, madera y tierra), ninguno predomina siempre; de las cuatro estaciones, ninguna dura para siempre; de los días, algunos son largos y otros cortos, y la luna crece y mengua. Esta es también la regla que rige en el empleo de tropas." (Sun-Tzu: EL ARTE DE LA GUERRA. Cap. VII.)

La acción colectiva opera entonces, desde las multitudes inteligentes -aunque no se agota ni reduce a éstas- como un vasto, flexible, espontáneo e inesperado despliegue más o menos espontáneo de redes en y desde los espacios y territorios urbanos para ocupar y desocupar, avanzar y retroceder, para saber y entender, para dialogar y forzar, para empujar y retroceder, para conquistar y disolverse, para acelerar y retardar.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

 

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