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FUTUROSPOSIBLES

EL REGIMEN POLITICO EN CHILE Y EL PERFECCIONAMIENTO DE LA DEMOCRACIA - NOTAS PARA UNA DISCUSION

PRESENTACION 

 

El presente documento presenta un examen preliminar de los principales aspectos para reflexionar acerca de una transformación profunda del sistema político chileno, en la perspectiva del perfeccionamiento y profundización de la democracia en Chile.  En Chile, desde la fundación de la República hace doscientos años, siempre o casi siempre ha predominado un régimen político fuertemente presidencialista, que puede ser considerado tanto como el factor estructural explicastivo fundamental de nuestro actual nivel de desarrollo como nación, y al mismo tiempo, ser acusado como la causa principal -aunque no la única- de las desigualdades sociales y territoriales que nos caracterizan.

A medida que nos aproximamos al 2010, los ciudadanos y en especial nuestra clase política se verán cada vez más inducidos a reflexionar sobre el sistema institucional que hemos instalado y que nos gobernará durante el siglo XXI.   La mirada política e ideológica que tuvieron nuestros "padres fundadores" a principios del siglo XIX, estaba profundamente determinada por los paradigmas políticos y filosóficos ilustrados del siglo XVIII europeo.  La mirada de los constructores de la República democrática del siglo XX, incluyendo las Constituciones de 1925 y 1980, era una perspectiva que dependía todavía de las lógicas doctrinarias del siglo XIX y los temores y fantasmas del mismo siglo XX en curso.  La mirada que podemos tener en los inicios del siglo XXI necesariamente deberá tomar en cuenta los éxitos y los fracasos del siglo XX, pero sobre todo, se abre la oportunidad de desplegar una mirada prospectiva de mediano y largo plazo, que nos indique en el horizonte qué formas de gobierno y de democracia serán eficaces y legítimas a lo largo del siglo XXI. 

Su propósito fundamental es promover una discusión académica y política que apunte a instalar estas problemáticas en el debate público.

Manuel Luis Rodríguez U.

Punta Arenas - Magallanes, junio de 2006. 

 

CONSIDERACIONES GENERALES

 

1.   A partir de la reforma al sistema electoral en Chile, quedará abierto el debate en torno a diversos aspectos de la institucionalidad democrática.  Pero cada uno de los tópicos que salgan al debate o que se integren en la agenda política y pública, pondrán de relieve que la cuestión de fondo que se refiere a las instituciones de nuestro Estado, es la del régimen político.   El debate acerca del régimen político chileno ha ocurrido en sordina, en los foros académicos y en los cenáculos de la política de más alto nivel sin que haya llegado a convertirse en el gran tópico del debate político e intelectual, precisamente porque la clase política, tributaria de las posibilidades y limitaciones de la transición democrática desde 1989, ha preferido abordar otras dimensiones del sistema político del país.   La problemática sin embargo, debería volver a reaparecer en el debate público, cada vez que las grandes instituciones del sistema se interrogen acerca de su verdadero lugar, de su ámbito de atribuciones y del peso institucional específico que cada una de ellas tiene en el conjunto del sistema. 

Un análisis crítico del sistema electoral actual, caracterizado por la exclusión, por la sobrerepresentación de las minorías y de la subrepresentación de las mayorías, pone de relieve que se trata de un sub-sistema ubicado al interior de una compleja estructura institucional en cuya arquitectura ha predominado el principio de la preeminencia de las autoridades unipersonales sobre los órganos colegiados, rasgo que articula al conjunto del diseño institucional actual desde la cúspide del Poder Ejecutivo, donde la imponente figura del Presidente de la República (dotado de un enorme abanico de atribuciones) se sobrepone a los Ministros de Estado, desdibujando el Consejo de Ministros, hasta la estructura comunal donde la autoridad unipersonal del Alcalde predomina incontrastablemente sobre un Concejo Municipal débil y desprovisto de facultades relevantes.  En síntesis, en el sistema institucional chileno, la unipersonalidad se impone a la colegialidad de los órganos del Estado, principalmente porque el legislador de la Constitución de 1980 prefirió adoptar criterios notoriamente conservadores y dee temor a la democracia abierta, los que estaban destinados a preservar a las minorías gobernantes y al aparato político por ellas construido,  de los vaivenes ingobernables que se presumía caracterizaban al orden político basado en asambleas.

2.   En 200 años de historia republicana, Chile ha sido regido por una estructura institucional marcadamente presidencialista y centralizada, producto de una tradición jurídica y política profundamente instalada tanto en la cultura y mentalidad cívicas como en la inercia burocrática de las instituciones.   Hay que anotar sin embargo, que el rasgo presidencialista que caracteriza a nuestro ordenamiento político-institucional, no es un modo de estructuración determinado por la Constitución autoritaria de 1980, sino que aun cuando ésta exacerba hadsta límites inéditos el presidencialismo del Estado chileno, éste encuentra sus lejanas y profundas raíces intelectuales y jurídicas en una tradición colonial de tres siglos que se plasmó a continuación en las Constituciones de 1833 y 1925.  (Galdames: L.: La evolución constitucional de Chile. 1810-1925.  2 vols. Santiago, 1925.  Establecimientos Gráficos Balcells.)

3.  La estructura institucional y el régimen político representativo instalado gradualmente en Chile a lo largo del siglo XX, y que ha estado consagrado en la Constitución de 1925 y 1980 han ido circunscribiendo cada vez el ámbito de los mecanismos de participación de la ciudadanía, de manera de hacer de la representación el mecanismo fundamental y casi exclusivo de funcionamiento del sistema.  La Constitución de 1980, a su vez, consagró y cristalizó un régimen político verticalizado y centralizado, en la que se desconfía y se rehuye el ejercicio de la participación ciudadana.

De todas formas, el análisis del régimen político e institucional que Chile pudiera estructurar durante el siglo XXI, necesariamente pasa por un examen crítico de la representación y de la condición ciudadana, y por una reflexión sobre las perspectivas de producir una evolución institucional desde una democracia predominantemente representativa hacia una democracia predominantemente participativa.

4.   La representación ha sido el paradigma central  y la lógica articuladora del conjunto de nuestra arquitectura política e institucional.  Las formas de representación ciudadana fueron evolucionando en Chile desde la progresiva extensión del sufragio (desde sus formas censitarias y excluyentes de mediados del siglo XIX, hasta el extenso sufragio universal del presente), pasando por la integración territorial de todo el país, en función de sus nuevas fronteras alcanzadas y consolidadas a fines de siglo XIX. 

 

CONCEPTOS Y PREMISAS SOBRE UN NUEVO REGIMEN POLITICO

 

5.  Dos son los aspectos estructurales que deben analizarse a la hora de reflexionar sobre la transformación de nuestro régimen político.  Uno de ellos se refiere al modelo de régimen político hacia el cual se desea avanzar, y el segundo -no menos importante- es cómo se desea avanzar hacia ese nuevo sistema institucional.

6.  No existe un solo modelo de régimen político que concite los consensos entre los especialistas y la clase política chilena actual, pero la mayor parte de las fuentes consultadas permiten afirmar que una mayoría de ellos se inclina por un regimen que manteniendo la figura del Presidente de la República como el jefe supremo de la nación, introduce una figura gubernamental en el Poder Ejecutivo y fortalece las atribuciones del Congreso Nacional, de manera de facilitar una suerte de reequilibrio en el marco de atribuciones de ambos poderes del Estado.

 

(Ensayo en proceso de elaboración)

 

 

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