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FUTUROSPOSIBLES

TENDENCIAS PROFUNDAS

TRABAJO, CAPITAL Y GLOBALIZACION: EL CAMBIO DE PARADIGMA. UNA MIRADA DESDE LA ECONOMIA POLITICA

 

"Lo que distingue a las épocas económicas unas de otras no es lo que se hace sino el cómo se hace, con que instrumentos de trabajo se hace. Los instrumentos de trabajo no son solamente el barómetro indicador del desarrollo de la fuerza de trabajo del hombre, sino también el exponente de las condiciones sociales en que se trabaja". (K. Marx, El Capital. Crítica de la Economía Política. Vol. I.)

 

PROLOGO

 

Este ensayo presenta una reflexión multidisciplinaria en torno a la relación entre capital y trabajo en el marco de la actual tendencia globalizadora.  Se trata de una contribución intelectual a una reflexión prospectiva, nmecesaria para desarrollar una visión global y de conjunto respecto de los cambios profundos que están sucediendo a escala planetaria dentro del actual sistema capitalista de dominación.

Manuel Luis Rodríguez U.  Cientista Político.

Punta Arenas - Magallanes, invierno de 2006. 

 

LA GLOBALIZACION COMO TENDENCIA PROFUNDA 

 

Las transformaciones estructurales que se han venido manifestando en el capitalismo mundial, obedecen tanto a una mutación de orden material-tecnológico, como a la incorporación de nuevos patrones de acumulación del capital y de utilización del trabajo en el conjunton de la estructura productiva y económica.  Asistimos en esencia, al surgimiento de un capitalismo global o planetario, que se presenta a sí mismo como el paradigma "final de la historia". 

El planteamiento que presenta K.Marx sobre los instrumentos de trabajo (en la nota introductoria) es de particular  significación para la valoración del tránsito hacia una nueva  época económica del capitalismo iniciado a finales del siglo XX y que durará presumiblemente a lo largo de la primera mitad del siglo XXI, en momentos en que la sociedad contemporánea está asistiendo a una revolución sin precedentes, manifestada en el avance impetuoso de una revolución científico técnica, con efectos profundos en esferas claves para el desarrollo, ampliando la posibilidad de mayores vínculos entre los integrantes de la economía mundial.

Tales transformaciones estructurales a las que estamos asistiendo tienen en su base, el surgimiento de un nuevo paradigma tecno-económico, resultante de la revolución tecnológica, caracterizada como la revolución electrónica-informática, y que se traduce en cambios fundamentales en las telecomunicaciones, la microbiología, la computarización, y que tienen impactos profundos y duraderos en la esfera del trabajo humano.

En comparación con las revoluciones económicas e industriales anteriores, asistimos ahora a la manifestación de los impactos de las innovaciones en la esfera tecno-productiva, impactos que son mucho más radicales y globalizadores. Para establecer el vínculo entre la globalización y el nuevo paradigma tecno-económico existen algunas afirmaciones que señalan que la era previa a la globalización fue construida alrededor de los costos decrecientes del transporte; gracias a la invención del ferrocarril, la máquina de vapor y el automóvil, la gente pudo acceder a los lugares más remotos, más rápido y con costos baratos, comerciando en las plazas más lejanas a costos muy bajos.

Por  otra parte, como lo plantea Th. L. Friedman "...la era de la globalización es construida alrededor de los costos decrecientes de las telecomunicaciones", en lo que es significativo, el desarrollo de los medios de comunicación masiva, desempeñando un papel importante los satélites, sistemas de televisión por cable, fibras ópticas, e Internet, los que en su conjunto han revolucionado las comunicaciones, permitiendo quebrar las barreras del espacio y el tiempo, uniendo localidades distintas y distantes a lo largo y ancho de un espacio devenido global.

También es relevante como resultado de estas transformaciones, la aparición de nuevos productos (edición electrónica, con el CD-ROM, software educativos, microordenadores, terminales multimedia) y nuevos servicios (consulta de banco de datos en el trabajo, o en la casa, Internet). Estos servicios se apoyan en la fusión informática, la televisión, el teléfono, y el satélite a través del dominio de las tecnologías digitales. La puesta en funcionamiento de estas técnicas a través de la generalización de la informática y de los servicios, la miniaturización de los computadores y sus componentes y su conexión a redes de escala planetaria, tienden a modificar paulatinamente al mundo, y la escala en la que podemos pensar el mundo, y también impactando en los mercados financieros y las redes de información. La magnitud de interrelaciones que producen los cambios del paradigma tecno-económico a nivel del mapa mundial, ha hecho plantear la idea de que se está asistiendo a un "fenómeno de transformación civilizacional" a escala planetaria. El efecto de estos cambios ha sido una mayor inserción en la globalización, en lo que podríamos llamar un "efecto de arrastre".


LA TRANSICION A UN NUEVO PARADIGMA


Desde el punto de vista histórico, se pueden observar algunas características del paradigma tecno-económico anterior al actual, que hacen más visibles la magnitud de los cambios, los cuales indican que la economía mundial globalizada está funcionando con un mecanismo distinto al de antes. El anterior toma cuerpo entre los años 20s y 30s del siglo XX, influyendo sobre el crecimiento logrado por la economía a partir de la Segunda Guerra Mundial, presenta como características básicas los siguientes aspectos: el paradigma tecno-económico prevaleciente hasta mediados de los años setenta del siglo XX, se basó en el uso del petróleo barato y los materiales intensivos en energía, especialmente los plásticos. Ese paradigma ha entrado en crisis, sobre todo por el encarecimiento de las fuentes energéticas y por las crecientes dificultades de abastecimiento como efecto de una presencia cada vez más agresiva del imperio estadounidense en las principales zonas productoras de hidrocarburos.

A su vez, el modelo de eficiencia para la organización del trabajo en la planta industrial clásica se basó en el proceso continuo, o línea de ensamblaje para la producción masiva de productos iguales; el tipo de empresa era la "corporación", manejada por una jerarquía administrativa y gerencial, de carácter profesional y separada de la producción; su estructura incluía un departamento de investigación y desarrollo; la competencia en el mercado tomaba forma oligopólica; las ramas motrices eran las gigantes empresas petroleras, petroquímicas y otras productoras de bienes masivos energo-intensivos para los mercados de consumo y militares.

El crecimiento complementario de estas ramas permitió el desarrollo de un sector de servicios que abarcaban desde estaciones de gasolina y supermercados hasta la industria publicitaria y el sector financiero diversificado, de manera similar ocurrió en la industria de la construcción. Este sistema requería una creciente mano de obra especializada, tanto en la planta productiva como de oficina, se beneficiaba de economías de aglomeración. A nivel socio-institucional, en este contexto es relevante el papel del Estado como redistribuidor de riqueza, comprometido activamente directa e indirectamente con la economía.

A diferencia del patrón tecno-económico anterior, en el actual, con el rápido crecimiento y la amplia disponibilidad de la microelectrónica barata y, el bajo costo del manejo de la información, se están conformando y difundiendo características seculares que dan muestras de cambios en las fuerzas productivas y con ello se denota el desenvolvimiento de nuevas relaciones de producción, en la base de la reproducción capitalista. En la actualidad el uso intensivo de energía cede terreno al de información. El resultado es el desenvolvimiento de un nuevo paradigma tecno-económico, basado principalmente en la informática y las telecomunicaciones, en un nuevo modelo gerencial puesto en práctica a gran escala, originalmente experimentado por los japoneses y asumido con diversas modificaciones por los países más avanzados, y en unn nuevo patrón de referencia para el trabajo, el que se deslocaliza y se diversifica hasta el infinito.

Entre los cambios más significativos que el paradigma emergente introduce en la esfera productiva están: la organización de la producción basada en un sistema de articulación de módulos productivos de tamaño pequeño y flexible, lo que implica una adaptabilidad o flexibilidad, que permite pasar de la fábrica a gran escala a una fabricación variada correspondiente a una demanda cada vez más diferenciada; el paso de un modelo de producción intensivo en energía y materia prima a un modelo intensivo en información, conocimientos y servicios; el paso de una red flexible y descentralizada con gran autonomía, pero con una dirección estratégica.

Los resultados de estas transformaciones han sido entre otros: el uso de recursos materiales que tienden al ahorro de materiales y energía; desplazamiento del empleo a nivel micro y sectorial, y dependiente del ritmo de crecimiento a nivel macro, lo cual transforma el perfil de habilidades y conocimientos requerido por la fuerza laboral; reconstitución de las cadenas productivas, ocasionando cambios en los sistemas de comercialización, transporte y de servicios financieros, etc.

La característica más relevante de las tecnologías de información (semicomputadores, programas de computación y telecomunicaciones) y que las distingue de las olas tecnológicas anteriores (energía a vapor o electricidad) es su ubicuidad, en tanto permiten ser aplicadas a todos los sectores de la economía, sean manufacturas, la administración, los servicios o la agricultura. Son insumos importantes para la producción de bienes y servicios (como la energía a vapor y la electricidad).

Como resultado de las modificaciones mencionadas se está produciendo un cambio de perfil de las inversiones, trayendo como consecuencia la desaparición de ramas y mientras que tienden a consolidarse. Por consiguiente, la estructura de las empresas y de las economías capitalistas tienden a verse modificadas como resultado del carácter globalizante del nuevo paradigma tecno-económico. Ello es visible a través de una clasificación de ramas productivas en términos de ramas vectoras, motrices e inducidas.

Las ramas vectoras son las que hacen uso intensivo del factor clave. En el modelo anterior se destacaban los automóviles, tractores, y artículos eléctricos; en el paradigma actual, computadoras, equipos de telecomunicación e industrias de software. Las ramas motrices, son las responsables de la producción del factor clave y otros insumos, en el patrón anterior eran las grandes empresas petroleras, automotrices y petroquímicas, en el actual, las fábricas productoras de semiconductores.

La función específica de esta rama es la reducción del costo de los insumos, de manera que haya una expansión del nuevo patrón tecnológico, por lo que el crecimiento de su mercado depende de la magnitud de generalización del nuevo paradigma en la esfera de la producción. Las ramas inducidas son consecuencia de las ramas vectoras y complementarias a ellas, se nutren de la mano de obra que las ramas vectoras desplazan: en el paradigma anterior eran las gasolineras y supermercados, en el actual, servicios de software, sistemas variados de asesoría, redes de distribución y servicios de mantenimiento.


CAMBIOS EN LA ESFERA DEL CAPITAL


Es conveniente precisar algunas características sobre el impacto del nuevo paradigma tecno-económico en la empresa capitalista, debido a que en la concepción del mundo actual se tiende a construir desde el proceso de trabajo bajo una nueva lógica tanto en la producción como en los mercados.

Esta nueva estructura lleva a un nuevo tipo de empresas más flexibles, viéndose cuestionada la producción en masa frente a la producción por lotes, redefiniéndose la cuestión de la escala. En el paradigma anterior la escala óptima era siempre mayor que los mercados internos; en el nuevo paradigma las nociones de escala óptima y de configuración óptima de planta se refieren a la perfecta adecuación a las condiciones específicas de mercados de destino seleccionados.

Ello es el resultado de la introducción de controles eléctricos, electrónicos y digitales, con costos relativamente bajos para programar y realizar modificaciones en los planes de producción, siendo el efecto una mayor eficiencia al fabricarse una mayor variedad de productos. La posibilidad de combinar el diseño computarizado con la manufactura, a través de software reduce el costo relativo de la innovación, siendo uno de los componentes que se le incorpora a los índices de productividad y a la competencia. Otro de los cambios que ofrece el nuevo paradigma, es que invierte la relación oferta-demanda. Antes la demanda debía adaptarse a la oferta, actualmente las posibilidades que brindan los equipos programables a través del diseño gráfico computacional, crea las premisas para que la producción se adapte a las necesidades diferenciadas del consumidor, el cual en términos de estrategias de marketing pasa a ser el rey.

El efecto de los cambios estructurales es un tránsito de la producción en serie a la producción flexible o del "fordismo" al posfordismo, el modelo de producción en serie está basado en los incrementos de productividad obtenidos por las economías de escala y consiste en un proceso mecanizado de un producto basado en una cadena de montaje. Teniendo como unidad productiva la gran empresa estructurada según los principios de integración vertical y la división social del trabajo institucionalizada.

Este sistema empresarial está basado en la organización científica del trabajo de Taylor, y es característica de las grandes empresas capitalistas. Este tipo de producción se vio limitado por la creciente diversificación de la producción y el rápido crecimiento de internacionalización de los mercados, debido a que la demanda es cada vez más incalculable, influyendo de otra parte, la obsolescencia tecnológica. Con lo que el sistema de producción en serie ya no se adecua al cambio, volviéndose demasiado rígido y costoso, siendo sustituido por el sistema de producción flexible.

Otro de los aspectos característicos de la reestructuración tecnológica, es el crecimiento de empresas pequeñas y medianas en condiciones de alta capacidad competitiva frente a grandes empresas. Las nuevas tecnologías han hecho posible el logro de grandes cuotas de productividad en empresas pequeñas, por lo que la flexibilidad y la eficiencia ya no dependen de la escala de la planta productiva, como tampoco la productividad no depende del tamaño de la empresa. Ello se diferencia en mucho de lo que fue el sistema empresarial del capitalismo de fines del siglo XIX.16 Sin embargo, esto no significa que desaparezcan las grandes empresas, éstas continúan ocupando un papel importante en los procesos de concentración y centralización del capital de la economía global. Lo que está en crisis no son las grandes empresas sino su modelo de organización tradicional, basado en la integración vertical y la gestión funcional jerárquica.

En este entorno de transformaciones, también se evidencian variaciones en los métodos de trabajo, en los que se opone al fordismo empresarial el toyotismo, el cual se tiende a adecuar con mayor posibilidad a la forma en que opera la economía globalizada y al sistema de producción flexible. Existen autores que distinguen el toyotismo del pre y posfordismo al plantear que ésta es una nueva forma de gestionar los factores del proceso de trabajo: teniendo como rasgo típico en la experiencia japonesa de desespecialización de los trabajadores profesionales que en lugar de dispersarlos los pone a cumplir con actividades multifuncionales.

Por lo que el método de gestión llamado "toyotismo", por quienes buscan velar la teoría de la plusvalía, es un cambio radical en los métodos de trabajo que intenta transformar el antiguo modelo fordista basado en una producción de escala siempre en expansión, siendo una respuesta a la crisis capitalista dentro del proceso de trabajo, como consecuencia del ensanchamiento del mercado y de la necesidad de reducir los costos "superfluos" del capital, tanto constante como variable. Su modelo es la "fábrica mínima" reduciendo tanto las existencias de stock como de materias primas lo que está vinculado a una importante reducción del personal.

Junto a la introducción de nuevas maquinarias, se busca liquidar la "rigidez" del trabajo asociado a la cadena de montaje del fordismo incorporando modalidades como la polivalencia y el trabajo en células, lo cual consiste en que un obrero o equipo de obreros esté capacitado para realizar múltiples funciones y no una, como era anteriormente. Por esta vía aumenta la intensidad del trabajo, y se intenta eliminar el tiempo de trabajo muerto y las distintas resistencias a la cadena de montaje ideadas por los obreros, también se introduce la competencia en el interior de la fábrica.

Es importante subrayar que los cambios organizacionales, superan el marco empresarial involucrando las relaciones entre empresas. Bajo la forma de un modelo de subcontratación, basado en el principio de cobertura de una gran compañía y el modelo de redes multidireccionales aplicado por empresas pequeñas y medianas. El modelo de subcontratación se establece sobre la base de la fundación de otras empresas que tienen la misión de realizar partes específicas de un producto, éstas funcionan geográficamente donde existan condiciones ventajosas para contratar mano de obra, "adaptable" a las cambiantes condiciones del mercado. Este tipo de acuerdo se da entre empresas grandes y pequeñas. El modelo de redes multidireccionales consiste en la agrupación de pequeñas empresas con la finalidad de desarrollar acciones comunes sobre el mercado. Estas tienen la particularidad de que aparecen o desaparecen de acuerdo a las variaciones del mercado mundial.

Otra particularidad de la nueva consolidación empresarial, consiste en que ésta se sustenta en el principio de una cadena o red, con la finalidad de aprovechar las ventajas de la diferenciación o heterogeneidad social y estructural: la Empresa red.

Esta funciona sobre la base de estructuras descentralizadas y autonomía local, ello ha sido posible por la introducción de la microelectrónica, al permitir mayores niveles de interrelación dirigidos a crear una base tecno-económica global.

La Empresa red u horizontal se caracteriza por varios aspectos relevantes: organización en torno al proceso, no a la tarea; jerarquía plana; gestión en equipo; medida de los resultados por la satisfacción del cliente; maximización de los contactos con los proveedores y clientes; información, formación y retención de los empleados en todos los niveles. El resultado de este conjunto de operaciones es que la unidad operativa actual no es una empresa o grupo de ellas, sino un proyecto empresarial representado por la empresa red. La misma funciona a través de estructuras descentralizadas difusas alrededor de todo el mundo. A escala mundial la forma específica en que se manifiesta la Empresa red, es a través de las grandes empresas transnacionales, quienes en su producto final incorporan componentes producidos en diversos lugares del mundo, ensamblándose de acuerdo a los intereses de mercados específicos, en condiciones de una novedosa producción y comercialización más flexible y personalizada.


EL SURGIMIENTO Y EXPANSION DE LAS CORPORACIONES GLOBALES


El resultado de lo anterior, es la constitución de lo que se denomina oligopolios "cuasi globales", los cuales vienen a sustituir la larga ola fordista, antes representada por las corporaciones multinacionales con lo que se redefine el patrón de la empresa capitalista. Los oligopolios "cuasi globales" representan un ordenamiento de sus relaciones de producción en estándares tecnológicos -basados en la microelectrónica- con tendencias globales, intensifican las formas económicas preexistentes, e imponen la necesidad de innovaciones organizacionales en el ámbito de la empresa y nuevas formas de articulación con el Estado, que extienden las bases sociales de la empresa garantizando la apropiación del progreso técnico bajo la forma de ganancias para el capital.

Existen variadas características de los llamados oligopolios globales que indican profundas implicaciones en la gestión del proceso de trabajo capitalista.  Entre ellas se podrían destacar: a) creación de amplias redes mundiales de información, a partir de los nuevos niveles de integración e interconexión tecnológicas generados por la convergencia de la computación, comunicación y control tecnológico, los cuales permiten al sistema de gestión establecer vínculos entre la producción, el marketing, y las facilidades de Investigación y Desarrollo (I&D) alrededor del mundo; b) definición de los niveles de concentración a escala nacional e internacional, ocasionando la caída de otros competidores a escala mundial, configurándose una situación de progresiva monopolización de las fuerzas productivas a escala mundial;25 c) creciente orientación de la producción para el mercado mundial; d) reorganización institucional de las bases de la acumulación del capital, mediante la constitución de patrones tripolares de inversión extranjera, con la participación de empresas procedentes de EEUU, Japón y Unión Europea, configurando nuevas formas de organización en redes.

Las características señaladas expresan la conjugación contradictoria de la base privada capitalista con formas de cooperación que abarcan las distintas fases de las relaciones de producción, expresando el carácter socializador del nuevo paradigma tecno-económico, motivado por su creciente difusión, y de otra parte, la conservación del carácter privado de la apropiación capitalista.


EL ESTADO NACION FRENTE A LA GLOBALIZACION


Los aspectos anteriormente analizados dejan ver un profundo cambio estructural en la base tecno-económica del capitalismo, que denota una crisis de su modelo de reproducción y acumulación de capital. Tales variaciones en la base del sistema se hacen sentir en la superestructura, lo cual se refleja en la necesidad de transformaciones en el marco institucional y social. En las condiciones en que predominaba el paradigma basado en el petróleo barato, que requería ordenar el crecimiento de la demanda para la producción en masa, lo característico fue suplantar los mecanismos de libre mercado e implantar la intervención masiva y sistemática del Estado en la economía, en este período se siguieron los principios keynesianos.

En el marco de la expansión de la actual ola globalizadora, el debate político e intelectual puso en el centro de la discusión una supuesta antinomia entre "Estado o mercado".  Así, mientras los partidarios abiertos o embozados de la globalización capitalista a ultranza, pregonaron la necesidad de reducir el tamaño, las funciones y las prerrogativas del Estado en la economía, en nombre de la primacía del mercado y de la eficiencia, los adversarios de la globalización han argumentado en la necesidad de incrementar el rol regulador, articulador y hasta planificador del Estado, para contraponerse a las fuerzas ciegas, asimétricas y desigualadoras del mercado.

El fundamento ideológico de la globalización capitalista es el ideario neoliberal.

Para asegurar las transformaciones del paradigma anterior fue necesario un Estado fuerte capaz de asegurar una rápida expansión de la economía, con lo que se ponen en práctica las funciones del Capitalismo Monopolista de Estado. En el ámbito internacional aparece una reglamentación internacional de los flujos a través del Sistema Monetario Internacional de Bretton Woods, en estos marcos nace el GATT, el FMI y el Banco Mundial, la particularidad de este conjunto de instituciones es la de operar sobre la base del funcionamiento de entes nacionales.

En las condiciones del paradigma actual, el Estado tiende a ser suplantado por el mercado, adquiriendo particular relevancia la aplicación de políticas neoliberales, lo que en gran medida es la respuesta a las propias exigencias del nuevo paradigma tecno-económico, que se difunde profusamente en las décadas de los 70s y 80s, momentos en que se intensifican las tendencias globalizadoras, siendo así como el neoliberalismo se convierte en el sustento ideológico-político de estas tendencias.

A escala internacional, bajo el paradigma tecno-económico actual se están operando transformaciones institucionales particularmente en función de la globalización, entre ellas la transformación del GATT en Organización Mundial del Comercio (OMC), que a diferencia del GATT que se limitaba a la liberalización del comercio por la vía de la reducción de las barreras arancelarias, la OMC, liberaliza otras cosas como los servicios, y trata de otros aspectos como las relaciones comercio-medio ambiente, pretendiendo extender su mandato a las relaciones comercio-normas salariales y sociales de los trabajadores.

Por consiguiente, se podría plantear que el cambio tecno-económico ha creado condiciones para el desenvolvimiento de estructuras de carácter supranacional, con la particularidad de que se pretende consolidar un gobierno global, donde se sustituye el Estado-nación, a través de decisiones globales, delineándose una estructuración de gobierno con funciones bien delimitadas, sobre quien legisla, quien ejecuta, quien sanciona. Ello sin embargo, no significa la desaparición del Capitalismo Monopolista de Estado (CME), lo que se está dando es una reformulación del papel del Estado en el nuevo ambiente global, pues el CME coexiste con las estructuras globales, siendo promotor del mismo, en un contexto en que ha desaparecido parte de la matriz que dio lugar a su funcionamiento.

Los aspectos analizados permiten señalar que el capitalismo actual está transitando hacia una nueva época económica de su desarrollo, cualitativa y cuantitativamente superior, que descansa en mayores niveles de integración de la actividad económica y en un proceso de creación de valores conectados con profundas transformaciones estructurales en la base tecnológica del sistema. Todas estas transformaciones están dando lugar a una nueva territorialidad, entre empresas, países, y regiones, que tiene importantes implicaciones para la Economía Internacional.

 

LOS NUEVOS ESPACIOS GEO-ECONOMICOS


El conjunto de factores antes analizados han ido acompañados de un profundo proceso de rearticulación y desarticulación de las relaciones económicas internacionales a lo largo y ancho de la economía global, debido a su impacto en las distintas fases del proceso de reproducción abarcando tanto la producción como la circulación. Desde el ámbito de las comunicaciones, la globalización unida al nuevo paradigma, no implica la desaparición de los espacios antes separados (internacional, nacional y local) pero, significa la construcción de una nueva territorialidad con nuevas fronteras de exclusión e inclusión, ya no sólo nacionales, sino planetarias.

Teóricos japoneses utilizan el término "glocalización" para referirse a los procesos complejos que en la sociedad interactiva hacen posible conjugar de muchas maneras a veces contradictorias los flujos de información y comunicación globales transnacionales y los flujos de información local, por eso mezclan en su concepto el prefijo "glo" de global con el término "calización" de localización. Según este concepto es posible gracias a la "superautopista" de la información, establecer redes de comunicación y de información de ámbito global y local casi de manera simultánea, lo cual es factible a través de la sociedad de la información.

Tales avances tecnológicos han permitido el surgimiento de una nueva forma de moneda, ­"el dinero electrónico"­ el cual desde el punto de vista de la supervisión de los flujos financieros nacionales, supera ampliamente la capacidad de ser reglamentados en el ámbito nacional. Tanto el "dinero electrónico" como los capitales electrónicos han rebasado los límites del área a que estaba circunscrita su circulación, son ya cuasi globales; sobre esta base se produce hoy la nueva erupción descontrolada de los elementos del mercado y frente a lo cual se revelan impotentes las instituciones de Bretton-Woods, que en época industrial servía como instrumento de regulación económica global, de aquí que en el presente se estén planteando las bases para una nueva arquitectura financiera global. Tal vez en el futuro se pueda hablar de manera generalizada no de la función del dinero como dinero mundial sino global.

En el ámbito de la esfera productiva los cambios se han hecho sentir en una creciente interdependencia de la economía internacional, en la modificación del comportamiento y elevada globalización del ciclo productivo, mayor movilidad internacional de mercancías y de capitales, rápida difusión o transmisión instantánea de información a largas distancias, mediante redes empresariales como internet. A manera de ejemplo se podría situar la producción participativa mediante la subcontratación internacional, que permite la fabricación compartida de muchos productos finales, con lo que la tendencia es hacia la conformación de "cadenas de productos globales" teniendo como resultado un "producto global".

Por consiguiente, la reorganización industrial plantea la integración de "cadenas productivas" con una presencia creciente de insumos de distintas naciones. Con ello ha crecido el grado y la eficiencia con que se pueden separar en tiempo y espacio las diversas etapas que componen un proceso dado, para luego integrarlas en un producto final en casi cualquier parte del planeta. En este sentido la concepción  de nación en la fabricación del producto tiende a desaparecer, al ampliarse la cadena productiva, ganando en preeminencia el concepto de "Made in World". Estas modificaciones contribuyen a la gradual reducción de la antigua segmentación de los mercados y, a la supresión de las restricciones a los movimientos de capitales, los cuales facilitan las inversiones cruzadas entre las empresas redes.

Las nuevas redes de organización empresarial de "alto valor", están reemplazando a las viejas estructuras piramidales centralizadas de -alto volumen-, se están extendiendo por el mundo. La particularidad fundamental es una descentralización de la propiedad, unidas a otras redes por los avances de la computación, la tendencia es a un tipo de desarrollo "desautocentrado" a través de redes mundiales donde lo que se intercambia son combinaciones internacionales, estos vínculos abarcan casi todo el comercio entre países desarrollados.

En la esfera de la circulación se destaca una mayor interdependencia comercial entre naciones, unidas a la imposición generalizada de políticas de libre cambio, reestructuración de la base monetaria tendiente a una relativa autonomización del capital y el mercado financiero internacional, acompañada de una fuerte dinámica del capital monetario transnacional, tanto real como ficticio. De acuerdo a esto, se puede señalar que el contenido más profundo del fenómeno de la globalización son las exigencias de la valorización del capital, ligadas a las profundas transformaciones tecno-económicas, que asocian a ésta con la existencia de una nueva etapa en el desarrollo centrada en las "posibilidades" que ofrece el nuevo paradigma, para una mayor interrelación e interdependencia de las distintas regiones y países de la economía mundial. El resultado de estos cambios ha sido la conformación de una nueva división internacional del trabajo, de acuerdo a las demandas del nuevo patrón tecnológico, el cual tiende a cambiar el movimiento de los flujos que representan las relaciones económicas internacionales.

Para caracterizar los impactos de estos cambios en la economía internacional hay autores que destacan que hace 20 años se les identificaba principalmente con el "comercio internacional", mientras que en la actualidad el término más empleado es el de la "economía mundial" debido a la creciente integralidad con que se desplazan los flujos de capital y comercio en el contexto global, lo cual refleja el contenido más complejo de estas relaciones en el presente. Sintetizando, se pueden destacar algunas de las transformaciones de fondo que se han producido en las visiones y en el contenido de las relaciones económicas internacionales.

Los flujos de información constituyen las actividades de más rápida expansión y difusión, su dinámica junto a las otras actividades, es compatible con la globalización y los cambios operados en el nuevo paradigma tecno-económico, al crear mayores niveles de interdependencia en la economía internacional. La fase actual de la reproducción del capital está experimentando un cambio sui generis, donde el trabajo abstracto se independiza asumiendo la forma de una mercancía, y se pone de manifiesto en el lugar que ocupan hoy las energías mentales concretadas en el conocimiento y particularmente en el lugar creciente que ocupa el sector de los servicios.


ELEMENTOS FINALES DE JUICIO


Si tratamos de ubicar las dimensiones y alcances económicos de algunas de las cuestiones tratadas, se podría constatar que no obstante, al indiscutible rápido desarrollo de la tecnología, el crecimiento de la inversión extranjera, del comercio internacional de bienes y servicios, e incluso de industrias vinculadas con la informática, estos componentes continúan representando aún una porción minoritaria de las economías y regiones a escala mundial.

Por consiguiente, la globalización tiende a asumir un carácter intenso pero parcial, heterogénea y desbalanceada, excesiva en algunos aspectos e insuficiente en otros.

La división internacional del trabajo que acompaña el proceso de globalización continúa sometida a la ley de la plusvalía y las consiguientes necesidades de la acumulación ty la concentración del capital, por lo que la globalización, está modelada en función del proceso de acumulación del capital a escala internacional. Y por ello tiene como características esenciales la explotación, la dependencia y la imposibilidad del desarrollo para los países más atrasados del sistema.

 En lo que respecta a los rasgos básicos del modo de producción capitalista, la globalización no ha cambiado la esencia del sistema, aunque si lo ha hecho ­sustancialmente incluso- en las formas y los mecanismos de funcionamiento a través de los cuales cobran existencia específica aquellos rasgos esenciales, ello se pudiera observar en las siguientes acotaciones.

Se puede señalar que la globalización y el nuevo paradigma tecno-económico, junto a los cambios estructurales que los acompañan involucran diferentes acontecimientos, que se distinguen de épocas económicas anteriores por su grado de expansión e intensidad. El primero es el traslado de la ubicación de las actividades económicas de una región a otra, donde en particular se intensifican los vínculos entre las economías desarrolladas, a diferencia del pasado en que un lugar primordial desempeñó la relación países desarrollados-subdesarrollados El segundo es el ascenso y la decadencia de sectores económicos, ganando en importancia la microelectrónica.

El tercero, la creciente integración de las economías nacionales y el consecuente impacto de las fuerzas externas en el bienestar interno, sobre la base de la liberalización económica, la difusión de la tecnología informática y la globalización financiera. Cuarto, los cambios en el nuevo paradigma tecno-económico indican modificaciones en el proceso de producción de valores de uso y de valorización, el cual se tiende a definir cada vez más a partir de las cadenas productivas globales. Las cuatro acotaciones unidas al desarrollo económico desigual, afectan significativamente los intereses de los Estados y de los diferentes estratos sociales, sugiriendo preguntas importantes referidas a los efectos políticos y sociales de una economía mundial de mercado.

El primer tema que plantea el desarrollo económico desigual es el del liderazgo económico, asumido por las principales potencias capitalistas y sus agentes más dinámicos -empresas transnacionales- en la economía internacional en detrimento de las economías subdesarrolladas. Por lo que se podría plantear que el proceso de globalización, como reflejo de un conjunto de procesos, independientemente del grado de internacionalización de sus rasgos, está viabilizando la existencia simultánea de épocas económicas y sociales diferentes, hacia el interior de la periferia.

Otro tema es la relación entre el cambio económico y político, donde la globalización y el nuevo paradigma tecno-económico produce cambios estructurales fundamentales en la economía internacional, lo cual plantea un importante problema político de ajuste para naciones individuales, en condiciones en que los recursos deben transferirse de las industrias en decadencia a aquellas en expansión, a medida que cambia el lugar geográfico del crecimiento económico y los sectores líderes. El ajuste económico, sin embargo, ha implicado significativas pérdidas y ganancias para los distintos individuos, grupos y naciones y por ello da origen a agudos conflictos sociales.

Si lo fundamental en el tránsito del capitalismo premonopolista al monopolista fue la sustitución de la libre competencia por el dominio de los monopolios, ahora lo básico es la integración de las economías nacional e internacional en un mecanismo económico e institucional único radicado en la globalización. Por lo que este proceso está modificando el paradigma de las relaciones económicas internacionales anteriores, que confería a los Estados naciones y a los monopolios, el carácter de actores principales y predominantes del sistema. Estos están pasando ahora a constituir sólo parte de un sistema mayor: el sistema global, a través de la conformación de entes supranacionales que tienden a erigir las normas internacionales.

El resultado es la conformación de un conjunto de actores, regionales, subnacionales, transnacionales y no gubernamentales, dotados de objetivos, autonomía y medios de acción propios. Por lo que el futuro podría estar marcado por el predominio de un sistema multicéntrico, con crecientes grados de descentralización, donde se reafirme el control de los actores transnacionales.

El estado-nación va cediendo su primacía en las relaciones económicas internacionales, convirtiéndose en un elemento intermediario entre el nivel de estructuras transnacionales y el de regionales; tal debilitamiento se produce simultáneamente con el reforzamiento de actores de carácter mundial; por lo que los intereses del Estado nación tienden a estar cada vez más determinados por estructuras de orden global.

En términos básicos la corporación global ha devenido la célula fundamental del capitalismo en su fase imperialista, ya que continúa ocupando un papel importante en el desempeño de las relaciones capitalistas de producción, constituyendo el mecanismo económico fundamental de regulación del sistema, al cual se subordinan los actores antes indicados, la mayor capacidad de los monopolios en las condiciones actuales consiste que sus decisiones pueden afectar a naciones enteras, en este sentido no es posible hablar todavía de una nueva fase en el capitalismo, pero sí de una nueva época económica, que tiende a crear las condiciones para acelerar los niveles de concentración y centralización de la producción y el capital.

 

MODERNIDAD Y CAMBIO SOCIAL EN EL SIGLO XXI: UNA MIRADA DESDE LA CIENCIA POLITICA

PROLOGO

 

La Ciencia Política ha centrado históricamente su vocación teórico-práctica y su epistemología, en la descripción y el estudio de las instituciones y procesos del orden político de la sociedad, asumiendo tanto sus aspectos "estáticos" como la "dinámica" de los acontecimientos.   En una época como la actual sin embargo, una de las problemáticas de fondo que cuestionan los conceptos tradicionales de la Politología moderna es la del cambio social. 

Las sociedades que se encuentran hoy en pleno proceso de modernización (como es el caso de la sociedad chilena y las sociedades latinoamericanas), viven el cambio social como una tendencia profunda que sucede por debajo de la "superficie" de los acontecimientos y por lo tanto, es legítimo interrogarse desde la Ciencia Política, cómo los cambios sociales que tienen lugar impactan sobre las instituciones políticas y el poder.

Este ensayo se interroga precisamente sobre esta relación entre cambio social e instituciones políticas, desde la perspectiva de la modernidad a la que estamos accediendo.

Manuel Luis Rodríguez U.  Cientista Político.

Punta Arenas - Magallanes, junio de 2006.

 

MODERNIDAD Y TRANSICION A LA MODERNIDAD: LAS TENDENCIAS PROFUNDAS

 

El rasgo más distintivo que experimentan nuestras sociedades es el tránsito hacia la modernidad.   

Este ensayo sustenta la hipótesis según la cual la sociedad chilena -y las sociedades latinoamericanas en general- se encuentran en una prolongada fase de transición desde una cultura con rasgos tradicionales, que predominó a lo largo del siglo XIX y principios del siglo XX, a una sociedad con una cultura de rasgos modernos, transición que se habría iniciado a mediados del siglo XX y que durará presumiblemente gran parte del siglo XXI.   La transición a la modernidad implica la introducción gradual de los valores de la moderenidad, individualismo, materialismo y búsqueda del exito personal.

 

ELEMENTOS PARA UNA CIENCIA POLITICA DEL CAMBIO SOCIAL, EN LOS INICIOS DEL SIGLO XXI

 

El cambio social entendido en los términos sociológicos y politológicos descritos, se entiende básicamente como toda transformación observable en el tiempo que afecta, de una manera no provisoria ni efímera, las estructuras o el funcionamiento de la organización social de una colectividad dada y que modifica el curso de su historia.  Desde esta perspectiva, puede afirmarse que la transición a la modernidad que vivimos como sociedad desde mediados del siglo XX, es un cambio social profundo y durable, que afecta a las estructuras económicas y sociales y al sistema político e institucional.

El cambio social sucede también en la esfera del orden político de lam sociedad, en la medida en que se trata al mismo tiempo de una acción histórica vehiculizada por ciertos actores sociales de cambio, generando mutaciones que deben ser absorvidas y recogidas por el sistema político.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

 

Eisenstadt, S.N.: MODERNIZACION, MOVIMIENTOS DE PROTESTA Y CAMBIO SOCIAL.  B. Aires, 1972.  Amorrortu Editores. 

Moore, W.: SOCIAL CHANGE.  N. York, 1963.  Prentice-Hall Edits. 

Rocher, G.: INTRODUCTION A LA SOCIOLOGIE GENERALE.  VOL. 3: LE CHANGEMENT SOCIAL.  Paris, 1968.  Editions HMH. 

(Ensayo en construcción)

EL FUTURO DE LAS LEYES DE EXCEPCION PARA MAGALLANES - ELEMENTOS PARA UNA PROPUESTA

PRESENTACION 


Este documento contiene una propuesta de análisis y de perfeccionamiento de las Leyes de Excepción de la región de Magallanes, en el marco del actual debate público sobre este tópico relevante de nuestro desarrollo actual y futuro. 

Manuel Luis Rodríguez U. 

Punta Arenas – Magallanes, mayo-junio de 2006.        

 

PREMISAS PARA UN ANALISIS CRITICO  


Al inicio del régimen militar en 1973, cuando la sociedad chilena y magallánica resultaban golpeadas por la más grande y brutal operación de copamiento militar del Estado en todo el siglo XX, significó también  que se puso término a un modelo de desarrollo de sustitución de importaciones e industrialización que se había implementado desde los Gobiernos del Frente Popular a fines de los años 30. Aun dentro de aquel modelo de desarrollo, Magallanes (la única zona productora de petróleo en Chile en aquellos años) recibió siempre un tratamiento especial dadas sus condiciones de aislamiento y lejanía de los centros principales del Estado y del territorio nacional.   A partir de 1960 se estableció un sistema de Puerto Libre el que estuvo vigente hasta 1973.   Pero, podemos preguntarnos de un modo crítico ¿quiénes se beneficiaron realmente del Puerto Libre de Punta Arenas?   Pues, un grupo minoritario de comerciantes e importadores, mientras la gran masa de trabajadores, empleados y obreros del campo y la ciudad, técnicos y profesionales, siguieron siendo mano de obra mal pagada por la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego y otras empresas ganaderas y comerciales. Aun asi, este modelo de desarrollo significo para Magallanes un interesante proceso de evolucion y de industrialización primaria, sobre todo en materia de tratamiento de los hidrocarburos y de subproductos de la ganadería, dando forma incluso a un Barrio Industrial en el sector norte de Punta Arenas.   La puesta en marcha de una Corporación de Magallanes a partir de 1965 contribuyó además a regionalizar la administración y el uso de los recursos presupuestarios que el Estado chileno destinaba a Magallanes.  

El Estado cumplio entonces a lo largo de mas de treinta años, un rol determinante: construyo aeropuertos, calles, poblaciones, sistemas de alcantarillado, puertos, caminos, puentes, obras viales en general, instaló la red de gas natural urbana, puso en marcha industrias, hasta el punto que al momento del golpe militar de 1973, la CORMAG gestionaba 72 proyectos industriales para todo Magallanes. A partir de 1973, el modelo de desarrollo para esta región volvió a dar énfasis a los actores privados y ese es el modelo que ha seguido vigente hasta el presente.  

Dos medidas esenciales se adoptaron en los inicios de la dictadura: la creación de la Zona Franca (1976) y el establecimiento de un conjunto de leyes de excepción que financien y estimulen la inversión privada nacional o extranjera en Magallanes.  


Un balance desmedrado desde nuestra condición de territorio aislado y extremo 


Actualmente, la región de Magallanes tiene una superficie de 132.297,2 km2, representando el 17.5% de la superficie del país. La población regional es de 150.826 habitantes, equivalente al 1.0% de la población nacional y su densidad alcanza a 1.1 hab/km2. El crecimiento de la población en el período intercensal fue de 5,3%, en diez años, el más bajo crecimiento poblacional del país. La población rural es de 11.157 personas, representando el 7.4% de la población total regional.

La región de Magallanes está dividida administrativamente en 4 provincias y 10 comunas.Resulta evidente que el accionar del Estado chileno en los territorios aislados y extremos como Magallanes no ha logrado resultados similares a los obtenidos en el resto del país.  Estos territorios especiales se caracterizan por estar geográficamente aislados, tener bajo nivel de accesibilidad, contar con una población escasa y altamente dispersa y presentar baja presencia y cobertura de servicios públicos. Igualmente, se encuentran en una situación de desigualdad en comparación con el resto del país.

Mientras más aislados están los territorios, mayor desequilibrio se produce, existiendo mayor cantidad de territorios en situación de aislamiento crítico mientras más extremas son las regiones ([1]). Hay evidencia empírica y científica que demuestra que los problemas de conectividad amplifican el aislamiento de las  zonas extremas y que los instrumentos de desarrollo vigentes no responden a la realidad enunciada ([2]).El interés por los territorios aislados surge de la constatación de que determinadas condiciones físicas, junto con las formas o modalidades de asentamiento de nuestro territorio nacional, han originado un desarrollo diferenciado y asimétrico de estos espacios (regiones y/o zonas al interior de estas mismas), especialmente en las regiones extremas.De acuerdo al estudio “Integración de Territorios Aislados” se ha identificado a los territorios aislados del país utilizando como unidad básica de análisis la comuna, por la disponibilidad de información y porque representa, desde el punto de vista de la gestión pública, una unidad operativa de trabajo, de análisis y de implementación de políticas, programas y proyectos.En la definición de zona extrema o “territorio especial”, se consideran a lo menos tres criterios. Uno geográfico, como aquellos territorios habitados que por su geografía particular se sitúan en la periferia, en relación a sus respectivas cabeceras regionales y provinciales.

A lo anterior se agrega un segundo criterio: el político, relativo a la existencia de un Estado históricamente centralizado y concentrado a nivel nacional, tradición que ha influido para que en la actualidad podamos referirnos a la existencia de territorios aislados y desconectadas del desarrollo nacional y de sus beneficios. El tercer criterio es económico, al considerar que los mecanismos de mercado no alcanzan a estimular la prosperidad material de estas zonas aisladas, resultando territorios que se encuentran rezagados respecto al desarrollo del país y de su región, y con una población con un deficiente nivel integración nacional. Todo lo cual hace pensar que es un deber primordial y una responsabilidad geopolítica del Estado desplegar mecanismos de atención específicos profundizando su rol subsidiario para la atención de los habitantes de estos territorios especiales.

Podemos sintetizar este balance del desarrollo de Magallanes durante la vigencia de estas leyes de excepción, en los siguientes conceptos generales. En primer lugar, todas las cifras indican que Magallanes es la región que menos crece en Chile, desde hace más de 40 años. En segundo lugar y también en un período similar, ocurre que ésta es la única región en la que disminuyó el producto por persona, es decir, lo que en promedio aporta cada individuo al producto total de la región. En cambio, en todas las demás regiones de Chile, este indicador creció.  Y en tercer lugar y sólo haciendo referencia a los tres hitos más relevantes, si se analiza la composición sectorial del Producto Interno Bruto regional y se le compara con el del país, se comprueban algunas diferencias flagrantes, a saber, que los sectores de la minería y de la industria manufacturera representaban en 1997 el 25% en Chile, comparable con 46% en Magallanes; y en el mismo año, la Administración Pública representaba 50% más en Magallanes que en el país, como aporte al Producto Interno Bruto. Podría agregarse que en los recientes treinta años, la región está experimentando un lento proceso de envejecimiento de su población y, al mismo tiempo, de lento y casi imperceptible despoblamiento de algunas de sus localidades rurales, en especial en Tierra del Fuego. 

Es decir, que las normas de excepción no han inducido un desarrollo y un poblamiento estable y productivo sino exactamente lo contrario: despoblamiento y desarrollo lento e insuficiente. ¿Qué conclusiones podemos desprender de estos datos?  Que existen serios problemas estructurales en la economía regional, los que se han mantenido sin mayores variaciones durante muchísimo tiempo y que explican la baja tasa de crecimiento económico y el empobrecimiento relativo de la calidad de su capital humano.  El nudo problemático principal es la escasa diversificación de la estructura productiva regional.

Así, mientras la economía nacional se diversificó fuertemente desde los años 60 y 70 en adelante, orientándose hacia la exportación, acompañado con un intenso fortalecimiento de la importancia de las empresas pequeñas y medianas (y también las microempresas), la economía de Magallanes continuó dependiendo del dinamismo productivo de unas pocas grandes empresas (ENAP, el carbón y desde 1988 de Methanex).  La dificultad mayor que genera esta estructura productiva regional altamente concentrada, es que estas grandes empresas producen materias primas o recursos naturales cuyos fluctuantes precios no dependen de nosotros (sino de mercados internacionales fuera de nuestro control), lo que hace muy vulnerable a la economía regional de eventuales y frecuentes shocks externos. 

Además, la mayor parte del ingreso que generan estas grandes y pocas empresas sale de la región y además, y esto es altamente perjudicial, se trata de empresas que ofrecen proporcionalmente muy poco empleo.  


Una Zona Franca para unos pocos y una Ley Navarino onerosa a futuro  


Veamos ahora el caso de la Zona Franca.   Hoy, tenemos derecho a preguntarnos si la implantación de una serie de normas de excepción destinadas a estimular el desarrollo de Magallanes, fue una decisión motivada precisamente para favorecer el bienestar de todos sus habitantes o si en definitiva, no fue sino una decisión económica y financiera, dirigida a reforzar y apuntalar a las empresas y a los empresarios.    El balance económico e histórico de la Zona Franca no puede ser mas elocuente en este sentido: todos los pocos comerciantes que hoy están instalados en Zona Franca, muchos de los cuales comenzaron con el sistema desde sus inicios hace treinta años atrás (en algunos casos como pequeños o medianos empresarios familiares), son hoy grandes comerciantes, algunos de ellos con poderosas ramificaciones empresariales en el resto de Chile (Santiago, Iquique) y en el exterior; no hay Pymes en la Zona Franca de Punta Arenas!, de donde se desprende que la Zona Franca es –a escala micro- un flagrante reflejo de la estructura económica chilena altamente vertical, concentrada y desigual.   


El balance económico global de la Zona Franca de Punta Arenas no podría hacerse solamente sobre la base de las utilidades de las empresas allí instaladas, porque las cifras podrían ser astronómicas a lo largo de 30 años: debe considerarse además, el impacto que dicho sistema ha ocasionado en la estructura empresarial de la región. ¿Y para los usuarios, clientes o compradores de Magallanes el beneficio ha sido solamente el acceso a productos importados?   Ahora bien ¿el sistema de Zona Franca les garantiza hoy a los usuarios magallánicos que los productos que compran en Zona Franca son más baratos o tienen igual precio que en Rio Gallegos, Santiago o en la Zona Franca de Iquique?  Y la gran pregunta que ninguno se atreve a responder: ¿cuáles son los márgenes de utilidades con que operan los empresarios en la Zona Franca de Punta Arenas? Cuando la dictadura dio forma al sistema de Zona Franca en Magallanes, lo presentó como el punto de partida de un desarrollo industrial y comercial para la ciudad de Punta Arenas y para la región de Magallanes. 

A lo largo del tiempo hemos visto sin embargo, una Zona Franca convertida en un mero conjunto de locales comerciales, que venden prácticamente los mismos productos, no se creó ninguna industria e incluso los administradores actuales del sistema se niegan a extender los supuestos beneficios de la Zona Franca a Puerto Natales u otras áreas geográficas pobladas de Magallanes.  

¿Si la Zona Franca ha sido tan beneficiosa, porqué no se crean entonces –también por ley- Almacenes Francos en Puerto Natales, Porvenir y Williams, o se crea una Zona Franca Industrial y Turística en Ultima Esperanza, como lo han venido demandando infructuosamente sus actores sociales y económicos más relevantes?  

¿O la Zona Franca de Punta Arenas también está llamada a seguir consagrando económicamente el centralismo de la capital regional Punta Arenas, del que se quejan los habitantes de las demás provincias y comunas rurales de la región? Hay que reconocer que actualmente operan sobre Magallanes  8 instrumentos de excepción, que comprenden a la vez, incentivos a empresas privadas que se instalen en el territorio regional y asignaciones preferenciales de transferencia y programas públicos. 


Pero, no deja de llamar la atención que esta batería de normas que vienen operando desde las décadas de 1970 y de 1980, orienta y direcciona recursos financieros y tributarios principalmente hacia el empresario, hacia las empresas, de manera que la fuerza de trabajo no es más que un factor secundario, un mero receptor indirecto y pasivo en la operatoria de estos beneficios, en circunstancias que no podemos dejar de considerarlo como el factor fundamental de creación de riqueza en una economía moderna.   

Ahora, tampoco se ha puesto de relieve que estas leyes de excepción, en la forma cómo han sido concebidas, orientan y direccionan recursos del Estado hacia los empresarios, y como los recursos presupuestarios del Estado son los recursos que se forman con los impuestos que cancelan todos los habitantes del país, resulta entonces la poco digna paradoja de que los mismos habitantes les estamos entregando a los empresarios, vía el Estado, recursos financieros públicos para su beneficio empresarial privado. 

¿Qué mejor manera de hacer funcionar un Estado “subsidiario”, es decir, un Estado que subsidia a los empresarios, con los impuestos de todos los que trabajamos?   ¡Y más encima esas empresas subsidiadas pagan sueldos miserables!

Los beneficios que otorgan estas normas son créditos tributarios y bonificación a la inversión, subsidios a la contratación de mano de obra, concesiones onerosas sobre bienes fiscales, exenciones tributarias para un sector del comercio como es la Zona Franca, beneficios en forma de becas de traslado y manutención para estudiantes de escasos recursos y regímenes preferenciales para ciertos territorios aislados dentro de la región. Y en el caso de la Ley Navarino, observamos que los resultados que ha tenido esa ley en la región son fuertemente paradójicos. Según datos del Ministerio de Hacienda, desde 1999 al 2004 se generaron inversiones por alrededor de US$25 millones y se habrían creado unos 1.200 empleos, es decir, menos del 2% del empleo regional total. Ahora, ¿cuánto le costó al Estado financiar esos puestos de trabajo, sin siquiera considerar si efectivamente se crearon?   

Nada menos que 37,5 millones de dólares. Y esto, sin contar con que algunos de los productos llamados ‘regionales’ que subsidia la ley, son simplemente impresentables como tales.


Constatamos por otra parte, que el Fondema, Fondo para el Desarrollo de Magallanes, es potencialmente un medio particularmente adecuado para poder implementar políticas efectivamente regionales, que no funcionen como meras extensiones de las agendas ministeriales centrales y que aborden regional y localmente los desafíos propios del desarrollo de la región. El sentido esencial del Fondema es estimular el desarrollo de la región, atendiendo sus peculiaridades geográficas, culturales y económicas, sin olvidar que el objetivo último y primordial de la gestión pública es el bienestar de la gente. En cambio, históricamente, el Fondema se ha utilizado para rellenar los vacíos o déficits de los presupuestos sectoriales, por la carencia de una visión estratégica de región, pero esto puede solucionarse. 


El contexto político e ideológico del actual debate  


Poco se ha subrayado en el actual debate público sobre las leyes de excepción, que este cuestionamiento sobre la normativa existente proviene de una decisión adoptada por el Gobierno de Ricardo Lagos de adquirir un estudio al Banco Mundial, acicateado por el Fondo Monetario Internacional y sus propuestas de política económica neoliberal.  

¿Y qué propone el dogma del FMI en materia de leyes de excepción y exenciones tributarias?   Que todas estas leyes constituyen trabas legales y estatales que distorsionan la libre competencia en los mercados, que hacen mas ineficiente a la economía y que debe tenderse a  universalizar en todo el país y en todas sus regiones, reglas comunes que garanticen el libre juego de la oferta y la demanda. 

 Desde la perspectiva neoliberal hoy predominante en Chile, en el Gobierno y en el Estado, se asume como dogma intocable que en un sistema de economía de mercado, la función subsidiaria del Estado es definir reglas del juego generales para todos los participantes del mercado y que cada uno opere conforme a su fuerza, sus medios y sus intereses, y que, sin embargo, hay sectores y áreas geográficas que presentan perturbaciones funcionales serias en el proceso de mercado y competencia, por lo que se hace necesario la intervención “correctora” del Estado, pero que esa intervención del Estado debe tender a disminuir sino a desaparecer. En otras palabras, los ideólogos del libre mercado capitalista en Chile (algunos de los cuales se acuartelan en la SOFOFA) conciben que estas leyes de excepción perjudican a la libre competencia en esta economía, por lo que presionan por su derogación. 

Algo parecido a lo que hicieron desde Santiago en las primeras décadas del siglo XX, cuando consiguieron la implantación de la Aduana en Magallanes, poniendo término a casi treinta años de liberación impositiva de este territorio. 


¿Porqué leyes de excepción para Magallanes? 


Magallanes requiere de normas que estimulen su desarrollo tanto en razón de su posición geográfica de zona extrema y aislada del resto del territorio nacional, como porque esta misma distancia geográfica y esta misma excentricidad respecto de los grandes centros económicos de suministro, determinan condiciones de mayor exigencia y de costos más elevados para el transporte.  Distancias, accesos y costos son los tres factores cruciales que colocan a Magallanes y a su economía en una posición desventajosa para competir, para abastecerse, para importar o exportar, para comunicarse con el resto del mundo. 

Además, la región de Magallanes se caracteriza por una condición de debilidad demográfica, por lo que su desarrollo productivo debe además considerar los elementos de poblamiento suficientes, para evitar que se continúe produciendo una migración campo-ciudad que está despoblando gradualmente los espacios rurales de Magallanes. La chilenidad se realiza en Magallanes y en la Patagonia bajo condiciones geográficas y climáticas distintas y difíciles, que deben compensarse con una mayor inversión pública y con una descentralización y regionalización efectivas. Resulta evidente que las leyes de excepción en discusión pueden ser presentadas y defendidas como bien intencionadas, pero no cabe duda que han tenido una muy escasa eficiencia e impacto social.  

Compartimos el concepto planteado por el economista José Vera Giusti recientemente en la prensa local, que afirma que “toda la experiencia acumulada en el mundo indica que, más que mantener leyes especiales o de excepción, que crean situaciones artificiales, no sostenibles en el tiempo, lo sensato y responsable por parte de las autoridades y las comunidades es encontrar mecanismos de estímulo y potenciación para desarrollar actividades en que sí tengan ventajas competitivas”.  


ELEMENTOS PARA UNA PROPUESTA  


El concepto básico que puede articular nuestra propuesta, es la noción de la mantención de las actuales normas legales de excepción, aunque reformuladas en un solo cuerpo legal denominado Estatuto para Magallanes, que integre normas que apunten a  estimular la inversión privada a corto, mediano y largo plazo, a partir de los lineamientos señalados por la Estrategia de Desarrollo Regional para Magallanes, y que contribuyan a promover la radicación estable y permanente de unidades productivas nacionales o extranjeras, de manera que generen empleos estables y procesos de producción de valor agregado a partir de los recursos naturales y del capital humano de la región de Magallanes.

Al mismo tiempo, esta normativa debe generar una batería estable de exenciones tributarias que premien la innovación, la contratación de mano de obra regional, la incorporación tecnológica, la creatividad y el respeto a las normas de protección del medio ambiente. Entendemos también que la generación de subsidios a la contratación de la mano de obra, debe realizarse en términos tales que el beneficio otorgado por el Estado sea distribuido en partes proporcionales de manera que se beneficie prioritariamente el trabajador y no solamente el empresario.


Proponemos en consecuencia: a)      que las leyes de excepción para Magallanes actualmente existentes sean mantenidas en términos de montos globales asignados;b)      que las leyes de excepción sean integradas y racionalizadas jurídicamente en un texto legal único denominado “Estatuto para Magallanes”;c)       que la dictación de este Estatuto para Magallanes, permita que su administración sea regional a través de una Corporación para el Desarrollo de Magallanes, entendido como el ente de derecho público regional encargado de promover el desarrollo regional así como de administrar y controlar la aplicación de las normas de dicho estatuto, sin perjuicio de las facultades fiscalizadoras de Impuestos Internos;d)      que las normas de excepción antes señaladas e integradas en el Estatuto para Magallanes, se vinculen a la aplicación de una Estrategia de Desarrollo Regional de carácter indicativo y normativo;e)      que los beneficios financieros que otorgan las actuales leyes de excepción incluyendo la bonificación a la mano de obra se distribuyan en términos tales que el trabajador efectivamente contratado reciba directamente el 60% del beneficio en su remuneración mensual, el empresario el 30% de éste y un 10% que el Estado integrará directamente en la cuenta de seguro de cesantía del trabajador; yf)       que los beneficios tributarios a que se hagan acreedores los empresarios tengan como requisitos previos  para su otorgamiento, el cumplimiento de las normas laborales y ambientales dentro de los respectivos procesos productivos. 

 

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[1] SUBDERE & Inst. Geografía PUC,1999.

[2] SUBDERE & Instituto de Geografía PUC, 1999; SUBDERE, 2002; PNUD, 2004, Banco Mundial, 2004.

 

DESADAPTADOS, EXCLUIDOS Y VANDALOS: INTRODUCCION AL ESTUDIO DEL NEOLUMPEN

PROLOGO 

 

Los medios de comunicación nos golpean cada cierto tiempo, y sobre todo, en ocasiones de grandes manifestaciones sociales, con las impactantes imagenes de grupos de jóvenes y adultos-jóvenes que se despliegan por los centros urbanos destruyendo, arrasando, incendiando, saqueando.   Son nuestros vándalos, pseudo terroristas de poca monta, nuestros populares "encapuchados".   Existen pero nadie los conoce.  Actúan pero nadie sabría nombrarlos.  Son, pero nadie sabe quiénes son.  Premunidos de su marginalidad inobjetable, de su silencio enmascarado, de su voz con sonido a piedras y a materiales duros, estos seres desheredados, escarnecidos, despreciados, insultados y vueltos a marginar, solo aparecen cada cierto tiempo, para recordarnos que existen, aunque nadie quiera reconocerlos, para recordarnos violentamente que esta sociedad es la más poderosa y eficaz fábrica de marginados.  

En las retóricas comunicacionales dominantes, no solo parece que hemos llegado a empobrecer al lumpen, sino que sobre todo, se ha logrado lumpenizar la pobreza.

Pero, ¿quiénes son en realidad estas bandas de individuos que tanta conmoción provocan en nuestra actualidad noticiosa?  ¿Qué significados podemos extraer de estas conductas sociales que tanto nos impactan cada vez que aparecen?  ¿Cuáles son los fenómenos de fondo que nos permiten explicar estas realidades?

Este ensayo intenta buscar algunas claves de análisis y explicación, que nos permitan dar cuenta de un fenómeno social y cultural en sí complejo, con efectos sobre el escenario político.

 

Manuel Luis Rodríguez U.

 Punta Arenas - Magallanes, junio de 2006.

 

LAS PROBLEMATICAS DEL VANDALISMO

 

Por cierto que lo primero que debemos evitar a la hora de intentar comprender estos fenómenos intersticiales de la realidad social, es la de caricaturizar a sus individuos a la luz de lo que nos informan los medios, ni de satanizar a partir de los efectos de algunas de sus conductas sociales.  Nuestra tentativa aquí es la de promover una discusión intelectual y un análisis teórico-científico que permita comprender el fenómeno en sus diversas dimensiones, en sus causas estructurales y en sus manifestaciones coyunturales.

¿De qué estamos hablando?  ¿De violencia social contenida, de anomia social, de vandalismo sin explicaciones, de desadaptación ante los cambios que suscita la modernidad a la que vamos ingresando?   La respuesta se encuentra en alguna parte de los límites difusos entre estas diversas explicaciones. 

Nuestras Ciencias Sociales modernas se vanaglorian de poder explorar todos los aspectos de la realidad social y ofrecer explicaciones más o menos plausibles a los fenómenos que la componen. 

Una primera explicación sociológica de los fenómenos de vandalismo y violencia social, podríamos buscarla en su característica esencialmente urbana.  No obstante sus antepasados rurales (propios de las sociedades europeas feudales), los vandalismos a los que asistimos en el presente son fenómenos urbanos, en el sentido de que tienen lugar en ciertos espacios urbanos y responden a dinámicas geopolíticas y geoeconómicas propias de la ciudad, de la gran ciudad, de la gran urbe.   La ciudad, como entidad territorial, se construye sobre la base de segregaciones, de segmentaciones espaciales que tienen además un contenido social y socio-cultural.   La ciudad moderna, no es un poblamiento homogéneo en la forma de una ocupación-apropiación humana sin correlatos socio-culturales y políticos.  Los individuos que la pueblan, son individuos social, económica y culturalmente situados.

Y al interior de la ciudad, los espacios son producidos, percibidos, representados y vividos y cada individuo vive su espacio urbano a la medida de sus dimensiones, de su localización, de sus características y por lo tanto, podemos decir que cada habitante de la ciudad es un individuo espacio-socialmente situado y determinado: la percepción de la ciudad que tiene cada uno de sus habitantes es la visión que cada individuo tiene del conjunto urbano o citadino, a partir de su realidad territorial y barrial propia y particular.   Y es a partir de esa percepción que el individuo-habitante va a adquirir la propiedad (en el sentido mental de apropiación) o la otredad respecto de la ciudad donde habita.   Si el individuo siente suyos la ciudad o el barrio donde habita (porque los conoce y porque se siente partícipe de la construcción urbana), entonces sentirá su ciudad como propia y al sentirla propia la hará suya; he ahí una acepción distinta de propiedad, en el sentido de apropiación subjetiva y sentido de pertenencia a partir del espacio territorial urbano. 

Pero, ¿qué sucede cuando el individuo se siente excluído de la pertenencia urbana, de las pertenencias sociales y culturales, cuando percibe la ciudad y sobre todo el centro urbano como ajeno, como característico de la dominación de otros?   Las relaciones sociales, las interacciones, las formas de comunicación que el individuo despliega en su entorno, son tambien maneras cómo el individuo se relaciona con los demás en y sobre un territorio urbano determinado. 

Las "bandas de vandalos" constituyen una evocación histórica y ancestral típicamente europea, asociada subliminarmente a las hordas de bárbaros que invadieron el Imperio Romano en sus siglos finales. 

 

EL LUMPEN COMO FENOMENO POLITICO Y POLITIZABLE

 

El lumpen tiene una larga historia conceptual.  Ya en la Edad Media europea puede rastrearse la existencia de individuos que en las ciudades vivían de la rapiña, el crimen y el robo.  En Paris, por ejemplo, vivían en un barrio que era de difícil acceso para la policía del Rey: le llamaban "el patio de los milagros", porque era un milagro encontrar a alguien allí cuando se le buscaba, y que aparece descrito con trazos agudos en la obra "Nuestra Señora de Paris" de Victor Hugo.    Con la aparición y desarrollo del capitalismo, fueron millones de campesinos sin tierra (los siervos de la gleba) que no tenían otro recurso que emigar a las ciudades para subsistir.   Ahora, en un capitalismo basado en la competencia de todos contra todos y cuyo beneficio se incrementa con la cesantía de un sector de trabajadores, inevitablemente, una parte de la fuerza de trabajo iba quedando al margen del trabajo y de la circulación del dinero.   Sin dinero, sin trabajo, sin habitaciones seguras, sin alojamientos garantizados, sin futuro ni perspectivas, esos individuos desheredados iban engrosando las filas de los delincuentes y de los mendigos.

 Desde una perspectiva política el lumpen ha sido definido como el estamento delictual o que vive al borde del delito. La imagen que tenemos del "lumpen" es la de un desharrapado miserable, que vive en los extramuros o arrabales del orden civilizado o de la legalidad. A veces también se asemeja a la categoría con la de sub-proletariado, en cuyo caso el "lumpen" es simplemente el desempleado o el mal empleado, que lleva una vida miserable, no tanto al borde del delito, sino al borde del hambre.

El primero que trae a la literatura sociológica el concepto de lumpen es Karl Marx.  En el Manifiesto Comunista de 1848, lo define como "es producto pasivo de la putrefacción de las capas más bajas de la vieja sociedad..."  A continuación, en la obra "Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1850" los define como "elementos desclasados". Y en "El 18 Brumario de Luis Bonaparte" Marx la califica de que reconoce "...esta hez, desecho y escoria de todas las clases..."   En síntesis, la visión clásica del marxismo no puede ser menos negativa y crítica frente al fenómeno del lumpen. 

Creo que es preciso retornar sobre la definición original de Marx: ¿Cómo podría caracterizar a Bonaparte y a sus seguidores como "lumpen" y sostener plausiblemente que se trataba de meros hampones cuando evidentemente no se trata de tales? El propio Marx es explícito al respecto. Tratando de sintetizar su descripción del "lumpen", parece, en realidad referirse, a todos aquellos elementos marginales y marginados de todas las clases sociales, o si se quiere a todos aquellos elementos que son incapaces de alcanzar una inserción "regularizada" en las diferentes esferas de la reproducción social. Se trata de lo que también podríamos llamar el "aventurero" social, que incluye a niños bien juerguistas, ex policias desocupados y resentidos, herederos fracasados, empresarios parasitarios, obreros crónicamente cesantes o desplazados y que ya no forman parte del mundo proletario y de la cultura trabajadora, delincuentes (también ellos por cierto), guardaespaldas, ese elemento pequeño burgués en crisis que alimentó las filas de las guardias fascistas y que está siempre disponible para todas las formas de "escuadrismo", guardiablanquismo" o sicariato, estudiantes sin futuro claro, profesionales sin perspectivas o excéntricos profesionales, profetas sin audiencia, predicadores en el desierto, familias con aspiraciones y sin recursos, aristócratas arruinados, literatos decadentes o bohemios flotantes.

En suma, se trata de sectores que padecen de dos síndromes combinados: del carácter parasítico de su reproducción como sujetos sociales, y la alienación, frustración derivada de la inconsistencia entre aspiraciones internalizadas y medios institucionalizados de logro diría un sociólogo al estilo de Gino Germani frente a este carácter parasitario que se le atribuye.

El lumpen , es pues, el arquetipo del aventurero "flotante", y por tanto la antípoda del burgués o del aristócrata (u oligarca). Puede provenir o estar vinculado a casi cualquier clase social, puede apoyarse en cualquier combinación de elementos desplazados de cualquier clase social, o en clases sociales o grupos étnicos, puede ser de cuello y corbata o puede parecerse a la imagen estereotipada del hampón desgreñado. Más normalmente, sin embargo, no es su aspecto o su estatus lo decisivo, sino su manera de insertarse en los mundos de la reproducción social: el "lumpen" es la impredictibilidad, el ser humano que ha sido desgajado de las formas rutinarias de convertirse en alguien, o cuyas formas rutinarias "al alcance de la mano" de poder convertirse en alguien se hallan profunda y dramáticamente seccionadas de los sueños que pudo aprender a soñar a su debido tiempo. Es por ello que Bonaparte y sus adláteres pueden ser considerados como "aventureros" políticos, sin por ello, dejar de ser sociológicamente "lumpen". Por cierto que la "aventura" política se traduce, eventualmente en una "aventura" social, en un camino hacia el logro de otros objetivos enfocados hacía la conquista de las "cosas buenas de la vida", que, en una sociedad fuertemente estamental, implica el anclaje en los mundos excluyentes y exclusivos que monopolizan estos "bienes" y que permiten un acceso rutinizado a cuotas relevantes de ellos.

Cabe ahora definir el modo de acción del "lumpen" en política: de acuerdo a la obra de Marx, un breve esbozo de la metodología política del "lumpen" requeriría mostrar que este puede tomarse el poder por sorpresa o por medio de acciones combinadas de audacia y fortuna maquiavélicas u oportunistas. En cierta forma, el "lumpen" puede ser considerado políticamente como una suerte de anacronismo en el seno de sociedades que se modernizan, pero surgen precisamente durante los prolongados procesos de transición a la modernidad, donde ponen de relieve el profundo desajuste de sectores sociales e individuos que van quedando al margen de sus beneficios, accesos y expectativas.  En otros términos, dos conceptos claves para entender este fenómeno son la dualidad "modernidad-marginalidad". 

Los grupos de jóvenes que asaltan nuestras calles y nuestros espacios territoriales del centro de las ciudades modernas, son probablemente grupos de jóvenes que no se sienten integrados dentro de la modernidad, precisamente porque esta modernidad los mantiene excluídos y marginados.

 

(Ensayo en construcción)