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FUTUROSPOSIBLES

ESCENA CERCANA EN UN SALON LEJANO

Esa noche estábamos todos reunidos en el salón del segundo piso de la Casa de los Intendentes.   Dirigentes políticos, militantes destacados, Jefes de Servicio, autoridades de todo tipo repletaban el iluminado salón cuyas lámparas daban un brillo solemne al sobrio coctel.

Vine a esta ocasión especial acompañado con mi compañera y ella al igual que yo estábamos algo nerviosos de emoción. Parado con mi mejor traje azul, con mi mejor camisa celeste y con mi mejor corbata roja recibí mi copa de champaña y miraba inquieto y curioso hacia la ancha puerta de acceso.  De pronto un funcionario se me acerca y me dice. "¿Compañero Rodríguez?... el Presidente los espera en el salón para una breve reunión".

Los representantes de los distintos partidos de la Unidad Popular nos fuimos acercando al salón, se nos abrieron las puertas y entonces de pié frente a nosotros estaba Salvador Allende.  Mi voz creo que temblaba.  Era la primera vez en mi vida que estaba en presencia y frente a Salvador Allende Gossens y debo reconocer que el instante me sobrecogió.  Yo, un simple dirigente de la Izquierda Cristiana, joven de 24 años y apenas funcionario de la Universidad Técnica del Estado, reunido con el Presidente de la República, el compañero Salvador Allende.  Me extendió una mano firme y una sonrisa cálida y todos tomamos asiento.  Estaban también el Diputado por Magallanes Carlos González Yaksic, algunos regidores socialistas y comunistas y los dirigentes y representantes de los partidos de la UP en el Comité Político Provincial.

Era la noche del  27 de febrero de 1973 en Punta Arenas.  Allá afuera, la plaza Muñoz Gamero lucía iluminada y silenciosa.

Se discutieron dos o tres temas rápidamente y solo recuerdo haberle expresado a nombre de la Izquierda Cristiana de Magallanes, nuestro fraternal pero crítico desacuerdo con el nombramiento del General Manuel Torres de la Cruz como Intendente de la Provincia de Magallanes.  Allende fue cauto y elegante para responderme y respondernos a todos los presentes: dentro de las prerrogativas presidenciales, el nombramiento de los Intendentes era una de las más importantes y su decisión obedecía a razones de Estado en una zona de importancia estratégica para Chile.

Se despacharon otros temas con rapidez y al cabo de media hora concluyó la ejecutiva reunión.   Volvimos al salón donde reinaba un ambiente cálido y distendido.  A los pocos minutos, se abrieron nuevamente las puertas de la sala de reuniones y Salvador Allende ingresó al salón acompañado discretamente por dos funcionarios de su guardia personal.

Cuando se acercó a nuestro grupo, Allende dió la mano cordialmente a cada una de las mujeres de que nos acompañaban y mirando a mi compañera, que le presenté, dijo con suma delicadeza "¿y de dónde sacó usted esta compañera tan hermosa? y brindaron ambos una copa de champaña.   

El 26 de febrero de ese año, el Presidente de la República, había iniciado su tercera visita como mandatario a Magallanes.  En esta visita, junto con visitar Punta Arenas, donde inauguró las instalaciones del Picladero y Curtiembre en el Barrio Industrial,  estuvo algunas horas en Porvenir, donde también inauguró las nuevas instalaciones de la empresa industrial SOCOAGRO, y recibió la adhesión de miles de puntarenenses en un acto masivo organizado por la CUT Provincial y la Unidad Popular.

Nunca más tuve la ocasión de ver personalmente a Salvador Allende, pero hoy, 26 de junio, cuando se cumple un nuevo aniversario de su nacimiento allá en Valparaíso por el año 1908, siento el deber moral de recordar su figura, su tremenda consecuencia, su inmensa honestidad política, su apego inclaudicable a los principios que lo motivaban.  

Salvador Allende fue uno de los grandes Presidentes de la república, uno de los grandes estadistas de la Historia de Chile.  Todavía no se ha terminado de escribir su historia y todavía sigue pendiente escribir la historia de sus realizaciones y logros en la región de Magallanes, así como tampoco está escrita la historia de su fecunda labor parlamentaria como Senador por Magallanes a lo largo de más de 16 años.

Ningún olvido lo hará olvidar.  Ningún renunciamiento lo hará menor. Ningún endiosamiento está permitido. Ningún silenciamiento podrá acallar su verdad.  Ninguna crítica podrá empequeñecerlo.  ¡Y pensar que en todo el mundo, en cientos de ciudades del planeta, calles, plazas, avenidas, placas recordatorias, memoriales y monumentos recuerdan su figura y su memoria!

Este es mi sencillo homenaje a este gran patriota.

 

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